01/12/2022

Opinión

OPINIÓN

Un sueño enorme que se agiganta

Por José Luis Lanao.

Esta  es una victoria de esas que te atraviesan el alma. Que te contagia la  alegría, te endulza la mirada y te regala una sonrisa. Ese inmenso  placer de detener el tiempo en esta felicidad que nos devora. Ese  temblor de fondo que te zarandea buscando soles de vida en las esquinas  para ir al encuentro de la fiesta. Hoy vuelve a ser primavera en el  sueño sosegado de los humildes. Argentina se sube a la esperanza para  seguir soñando. 

Un triunfo firme, contundente, con personalidad.  El fútbol hay que creérselo, y Argentina se lo creyó. Se fue en busca  del partido con la pelota en el corazón y la ambición en el cerebro. Con  el balón en los pies, para crear, construir, ilusionar. Se aferró a la  posesión, al control, a los espacios, a un dominio absoluto ante una  Polonia desdibujada, vulgar, primitiva. Se alejó de ese “yo no soy yo,  sino lo que piensan que soy”. 

Ese  fútbol que nos identifica. Que pasa por la posesión convincente: no por  esa posesión infantil, caprichosa, inofensiva. Poseer por el solo hecho  de poseer no determina una filosofía futbolística, si esta no es  transversal, incisiva, atrevida, descarada, “insultante” con el  adversario. Se perciben enseguida esos equipos sin convicción, que tocan  y tocan y no dejan de tocar, manifestando una incapacidad congénita  para progresar.

Argentina le pega un mordisco a la esperanza.  Hermosas emociones de fútbol y de vida. Esa exquisitez de un fútbol  sostenido en el arte de la seducción, de lo sublime, de la belleza  eterna, simple, concreta. El respeto por el balón, por una humilde y  sencilla interpretación del fútbol ofensivo, sin veladuras de fantasías,  sin complejos; lejos, muy lejos, de los supremacistas del fútbol  austero. Un sueño que invita a pensar y pensarnos. Un sueño enorme que  se agiganta y te atraviesa el alma. 

 

 (*) Ex jugador de Vélez, clubes de España, y campeón Mundial Tokio 1979.




Recomienda esta nota: