Opinión
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Las razones por las que quisimos tanto a Néstor
Antes que nada quiero comentar -por si no estan todos enterados- hace muy pocos días se inauguró en Tegucigalpa, Honduras, el 1° Congreso Internacional de Filosofía Política “Néstor Carlos Kirchner”, durante el cual el publicista Jorge “Topo” Devoto presentó su libro “Néstor, el hombre que cambió todo”.
Y fue a partir de esta información que comencé a reflexionar sobre lo que Néstor había representado en principio para mi y, en especial, para todos los argentinos.
Comencé a reparar que durante el “menemato” -en tiempos en que yo trabajaba en Radio Rivadavia- era frecuente que casi todos los gobernadores se reunieran en Buenos Aires en un hotel cercano a Constitución. Todos aguardaban a Néstor Kirchner -por entonces gobernador de Santa Cruz- porque siempre tenía una mirada diferente sobre los problemas que atravesaban. Aprendí a estar atenta a sus decisiones y a las reacciones que estas provocaban en los demás. Esto ocurría tal como lo relato; me lo confirmó hace unos días su amigo de toda la vida Pepe Salvini.
Por supuesto que fui parte del 22% que lo votó aunque desconocía entonces lo que ocurriría a partir de ese momento. Comencé a quererlo cuando pronunció su célebre discurso al asumir la Presidencia ante el Congreso de la Nación. Y cumplió. nunca dejó sus promesas en la puerta de la Casa de Gobierno. Pude conocerlo durante aquellas jornadas musicales en el Salón Blanco de la Rosada. Parecía tan cercano, tan sin aire de Presidente... Me lo presentó el jefe de prensa de la Casa de Gobierno -Miguel Núñez- y me saludó casi como descontando que no le llevaría demasiado tiempo hacerlo.
Recuerdo muy bien cuándo me sentí orgullosa de él por primera vez: cuando tuvo la valentía de bajar el cuadro del genocida Jorge Rafael Videla en el Colegio Militar de Campo de Mayo. Y mucho más cuando le otorgó la importancia que se merecía a la recuperación del Mercosur y la Unasur. Pero en especial cuando renovó la Suprema Corte de Justicia a la que incorporó al doctor Eugenio Zaffaroni, entre otros miembros.
Esto posibilitó que en junio de 2005 la Corte pudiera dar por derogadas las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, y así reimpulsar los juicios de lesa humanidad. Se embanderó con ellos y también recibió en la Casa Rosada tanto a las Madres como a las Abuelas de Plaza de Mayo.
Por supuesto que estuvo decididamente sensacional cuando le dio una lección al FMI al pagarle por completo la deuda contraída por sus antecesores. Tengo claro que esto le debe haber valido algún problema con su Ministro de Economía -Roberto Lavagna- quien tampoco aceptó la decisión de asistir a Venezuela.
Pero Néstor Carlos Kirchner era un hombre decidido, que tenía claro que la Soberanía no puede estar atada a ninguna gran deuda a un organismo internacional. Demostró con hechos que la política debe manejar la economía y no a la inversa.
Fue protagonista, junto al presidente de Venezuela Hugo Chávez, de aquella IV Cumbre de las Américas que se desarrolló en Mar del Plata con la participación del presidente de los Estados Unidos, George Bush,quien pretendía asociarlos al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) lo que provocó aquella famosa respuesta de Chávez: “el ALCA, al carajo”. Recuerdo porque lo conservo como el primer día su aspecto –soportando el calor reinante- y su inconciencia ante el peligro al permanecer durante varios días en la frontera colombiana-venezolana cuando ese país hermano estaba a punto de finalizar las negociaciones de paz con las FARC.
Tampoco nunca olvidaré la potencia que me provocó durante la celebración del Bicentenario la imagen de Cristina y Néstor cuando caminaron desde la Casa Rosada hasta el Cabildo acompañados por Lula Da Silva, Hugo Chávez y Evo Morales, odeados por una multitud y sin ninguna custodia. No se imaginan lo que me emocioné cuando se inauguró el Museo del Bicentenario y me acerqué a la vitrina que le correspondía como expresidente. No había traje de etiqueta… (porque jamás lo hubiera usado), pero sí estaba el traje cruzado que usaba, ese al que invariablemente le abotonaba mal el saco. Y por si fuera poco, ¡sus mocasines! Casi me pongo a llorar.
Fue verdaderamente un presidente soñado. Siempre tenía claro lo que había que hacer y lo hacía. Siempre defendió nuestra Soberanía, y siempre se preocupó por su gente. Nunca pensó de qué signo eran… Simplemente ayudó.
Lamentablemente nos dejó cuando sólo tenía 60 años. Sus funerales fueron extraordinarios. Asistieron jefes de Estado como Hugo Chávez (Venezuela), Lula Da Silva (Brasil), Evo Morales (Bolivia), Fernando Lugo (Paraguay), Pepe Mujica (Uruguay), Juan Manuel Santos (Colombia), Rafael Correa (Ecuador), Sebastián Piñera (Chile), en tanto que de México concurrió la canciller Patricia Espinosa y de España, el ex presidente Felipe González. Oficialmente la presidencia de la Nación había ordenado cuatro días de duelo cosa que también fue imitada en varios de los países latinoamericanos dado que hacía unos meses que Néstor Kirchner presidía la UNASUR.
Una multitud aguardó hasta ocho horas con tal de rendir tributo a quién les había transformado la vida. Por supuesto que ofrecieron sus condolencias tanto Hebe de Bonafini en representación de las Madres de Plaza de Mayo como Estela de Carlotto por las Abuelas, además de muchos gobernadores y personalidades de la política la cultura y el arte.
El pasado viernes 10 de marzo Cristina Fernández de Kirchner recibió en Viedma, de parte de la Universidad Nacional de Rio Negro, el título de Doctora Honoris Causa y luego dio una clases Magistral. Dedicó parte de ella a destacar la presidencia de su esposo. Es que son muchas las razones para querer tanto a Néstor.