Opinión
OPINIÓN
La postura y el proceso corrector
La manera de estar en el cuerpo, de relacionarse unas partes del cuerpo con otras, la manera de estar la persona en el conjunto del cuerpo ante los ojos de un observador, es decir, lo que se entiende por postura corporal, tiene múltiples configuraciones posibles y no una única y permanente.
Cuanto mayor sea el repertorio de posturas disponibles de una persona, menos riesgos de padecer fijaciones tónicas tendrá. Del mismo modo, liberar las fijaciones tónicas de un cuerpo permitiría a la persona adquirir posturas más cómodas, menos esforzadas y más variadas.
La postura da cuenta de un fenómeno complejo. Se va haciendo entre el tono de br -que es el tono con el que la persona viene genéticamente-, los vínculos tempranos que modifican o acentúan este tono de br -que son las variadas maneras como familiares y otras figuras próximas, sostienen, tocan, contactan, establecen distancias, están en sus cuerpos-, además de los atravesamientos que otras posturas imprimen a través de aprendizajes escolares, sociales, laborales, circunstancias vitales diversas.
Ciertos esquemas instalados en las pedagogías tradicionales suponen que las personas han producido en sus vidas hábitos motores, posturas corporales, sensibilidades “equivocadas”, que deben corregirse con formas, hábitos y sensibilidades correctas.
Corregir es sinónimo de educar y también de reprender, censurar y llevar por buen camino. Rectificar, quitar las inexactitudes, los errores o las imperfecciones para que algo sea perfecto, por estética o por razones pedagógicas. Por razones morales, lo irreprochable, lo puro. Por razones jurídicas, aquel que actúa de acuerdo con las normas y también correccional y reformatorio, disciplinario: vigilar y castigar (según decía Foucault).
Lo “correcto” en el campo de lo corporal supone una larga tradición de conductas ortopédicas inspiradas en una tecnología reparadora que tiene como objetivo poner recto aquello que está torcido. La mayoría de alumnos se acercan a las técnicas corporales imbuidos de este modo de pensar la corrección, que por lo general está en los fundamentos de las enseñanzas recibidas. Incluso aquellos que buscan pedagogías diferentes que inviten más a la experimentación de posturas, que a una corrección tradicional, desearían encontrar ejercicios, esquemas de movimiento, tener algo que repetir de modo mecánico, si con eso se aseguraran el cambio de posturas corporales que consideran incorrectas.
Este tipo de alumno tiene como contrapartida un maestro omnisciente, que independientemente de cómo es la singularidad de la actividad tónica postural del humano que está frente a él, tiene en su escritorio el capítulo correspondiente a “ejercicios para el cuello”, o “ejercicios para la espalda”. Sin embargo podría ocurrir (siempre ocurre) que algunos de estos ejercicios no fueran los adecuados para quien tenga que relajar la zona del cuerpo de la que se trate y que quien tenga que tonificar, flexibilizar, aprender la pasividad, necesite otro itinerario.
Modificar esta manera de enfocar la conducta correctora es una de las tareas del profesor de estas pedagogías de lo corporal, dentro de las que se inscribe la Eutonía. Tarea difícil, que el profesor deberá emprender consigo mismo, por tratarse de hábitos de pensamiento que corresponden a matrices tempranas de aprendizaje que envuelven a docentes y alumnos del mismo modo.
Por lo tanto, y esta es la mayor dificultad, este tipo de propuestas exige un compromiso con la invención de recursos. Dicha invención supone un maestro y un alumno abiertos, dispuestos a un trabajo artesanal y en la tolerancia de cierta incertidumbre, que las correcciones tradicionales no consideran como variable interviniente.
Las actitudes lúdicas y experimentales permiten recrear posturas y promueven otras formas de pensar la corrección. Más que corregir, al modo de las pedagogías correctoras clásicas, proveer repertorios tónicos y posturales, con la intención de descubrir nuevos motores de movimiento, desplegar otras sensibilidades, dar lugar a corporeidades posibles. Y es en ese camino que pueden movilizarse fijaciones tónicas y bloqueos que obstaculizan el mejor desempeño, la mayor efectividad en las acciones concretas.
Esto no descarta que además sea necesario contar con ejercitaciones específicas para mejorar la resistencia, fortalecer, agilizar. Se trataría de cambios en los modos de pensar que ayuden a flexibilizar los binarismos duros (bien/mal, correcto/incorrecto), vinculados a ciertas narrativas ortopédicas, que consideran las patologías como errores de la naturaleza y no como obstáculos, oportunidades para desplegar conductas creativas.
Las dificultades de aprender desde el cuerpo se enfrentan con obstáculos. Como cualquier otro aprendizaje. Algo nuevo se incorpora, algo viejo se desecha. Certezas que tiemblan en el esquema conceptual. Aprender, des-aprender, re-aprender.
El alumno enfrenta el nuevo aprendizaje con su estilo de aprender, de incluir nuevos conocimientos, de desechar conocimientos que ya no tienen vigencia. Este estilo es recogido en una historia de aprendizajes. Ahora se trata de un aprendizaje sobre el cuerpo, posturas, hábitos de sentir, hacer, pensar y el alumno pondrá ese estilo en movimiento; su sistema de aprender y de acoger lo nuevo en la materia Cuerpo. Su propia corporalidad estará en juego.
El proceso recorrerá tal vez ansiedades, bloqueos, dudas, resistencias y también una gama amplia de emociones y sensaciones. Obstáculos epistemológicos, que derivan de las dificultades del objeto de conocimiento, en este caso el conocimiento del cuerpo y de la conducta que allí se manifiesta de modo singular y obstáculos epistemofílicos, que se relacionan con las dificultades que atraviesa la persona en su particular un nuevo cuerpo.
Desata, libera, hace desconocido y peligroso, el cuerpo que se reconocía como propio.
El desbloqueo de corazas energéticas, tensiones musculares, dificultades del contacto, expresivas, fijaciones tónicas, atravesará por la exploración de los hábitos de relación con el cuerpo, hábitos de aprendizaje, de concentración, de atención y por la incorporación de recursos corporales que favorezcan el establecimiento de nuevas conexiones que conduzcan a una transformación de la postura en un sentido amplio: la postura corporal, conceptual, espiritual.