05/06/2023

Opinión

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Acerca de la ampliación del campo periodístico

Por Cornado Yasenza, para Télam.

El "campo de la batalla cultural" no puede ser homogeneizado; es justamente lo contrario: Se trata de ampliar el campo entonces y para ello no es deseable encorsetar sus esteros, sus márgenes. La optimización de los lenguajes es la jactancia de la técnica y la compactación monolítica del campo simbólico.

Si así se entienden las condiciones objetivas y las acciones estratégicas para comunicarr en medio de la denominada "batalla cultural" y dentro del campo de la acción "militante", el panorama se achica y mucho. El desafío es entonces crear nuevos lenguajes políticos y comunicacionales que desafíen la tentadora corriente del "discurso consignista” y trascender entonces ese palimpsesto momificado. 

El lenguaje puede ser como el pensamiento que no se detiene allí donde se topó con la corta meta de la estandarización y el halago; el lenguaje puede desafiar lo ya logrado tanto como ese pensamiento que nos obliga a poner la mirada siempre delante de lo ya obtenido, de lo concretado, para redoblar la aventura de la construcción política y cultural como bien simbólico de una sociedad que exige ser pensada constantemente.

La reproducción maniquea de las lógicas de Grupo atentan contra la ampliación del campo discursivo dentro del cual se halla el lenguaje periodístico. Los lenguajes progresistas no expresan per se la posibilidad de esa ampliación. 

Hay que sostener y defender la ampliación de voces haciéndola efectiva, tanto como ampliar las fronteras del lenguaje para no detenerlo allí donde se transforma en mero discurso programático-estratégico. Sobre el pensamiento inesperado, no dicho, es que se da esa posibilidad de agregación que supone un nuevo pensamiento, un nuevo lenguaje.

Así, el pensamiento crítico debe construir allí donde se detuvo uno anterior. Hoy, esta conversación dentro del campo periodístico se detiene justo donde encuentra certezas que sostienen fines estratégicos. No es una buena señal para la reposición, por parte del lector, de un sentido que debe ser imperfecto, inconcluso, desafiante.

Los llanos pero efectivos editoriales; los espectacularizados lenguajes televisivos encarnados en “iconoclastas de peluche” – al buen decir de Rodolfo Braceli -; las afrentas y diatribas cotidianas deben ser desactivadas, y aunque canse ya hacerlo, con nuevos y mejores argumentos comunicacionales que hagan mella allí donde la fatal grieta se abre en el discurso de los Monopolios de la Desinformación: Ese garrafal paso en falso argumentativo, el “salvando las enormes distancias”, es la contundente prueba de esa falla a activar.

Pero la necesidad de refutaciones discursivas que trasciendan la reiteración y la consigna es la herramienta para que la falla se traduzca en sismo. 

Los medios comerciales de comunicación lo saben y es por eso que a sus escenificaciones televisivas post-domingo sumaron al verdadero cuadro ideológico de la derecha periodística: El columnista del diario La Nación, Carlos Pagni; en palabras de Diego Sztulwark, el héroe reciente de una sociedad que aparenta detestar la política.




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