01/09/2023

Opinión

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Nadie merece ni diez minutos de la violencia a la que Cristina es sometida

Por Eduardo Valdés, para Télam.

A ningún opositor, a ninguna persona que piense diferente a mí, le deseo ni diez minutos de la persecución judicial y mediática que sufrió y aún sufre Cristina. Es importante que ejercitemos la capacidad de reflexionar y nos saquemos las anteojeras ideológicas.

La Argentina tocó el techo más alto de violencia de su historia democrática el 1º de septiembre de 2022: el intento de asesinato contra la dirigenta política más importante del país, en la puerta de su casa, transmitido en vivo y reproducido al infinito en los días posteriores.

Pero, ¿fue un hecho aislado?

Creo que, como parte del mismo ejercicio de reflexión, debemos hacer memoria, porque nos ayuda a comprender mejor los hechos, que al ser muy impactantes y repentinos nos pueden llevar a conclusiones apresuradas. Cristina tiene en su contra 534 denuncias judiciales, la mayoría de ellas disparatadas en un grado supino.

No obstante, buena parte de ellas tuvo su correlato mediático en tapas y tapas de diarios, en las mismas cadenas periodísticas que luego amplificaban con horas y horas de aire en canales de televisión y estaciones de radio, construyendo así una imagen demoníaca. Producto de eso, se genera una reacción en una porción de la sociedad: que "el monstruo" sea apartado, apresado, suprimido, eventualmente eliminado.

"Debemos hacer memoria, porque nos ayuda a comprender mejor los hechos, que al ser muy impactantes y repentinos nos pueden llevar a conclusiones apresuradas".

Hace un año, vimos de forma explícita que la persecución política, mediática y judicial generó crudas y violentas consecuencias a raíz de esta operatoria permanente. 

A pesar de las múltiples avanzadas judiciales y mediáticas en su contra, Cristina nunca se profugó. Jamás pidió indulto ni amnistía. Sólo exigió, y sigue exigiendo, justicia. Siempre estuvo a derecho. Eso es un gran ejemplo que va a quedar en la historia.

Ningún argentino ni argentina fue sometido a dos indagatorias en un día. Sin embargo, ella fue citada a ocho indagatorias en el mismo juzgado el mismo día del cumpleaños de su marido muerto. Un ensañamiento a todas luces evidente conformó el escenario previo al intento de magnicidio del que hoy se cumple un año y por el cual aún no hay un solo detenido.

"Necesitamos un gran acuerdo político, empresario, social y también mediático, que nos permita superar el enfrentamiento y el odio, de cara a los 40 años de democracia".

Lejos de abonar a la teoría de los 'loquitos sueltos', se puede ver desde lejos que el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner fue algo planificado y premeditado, con vínculos ya demostrados con sectores políticos de la oposición más virulenta. Sin embargo, la reacción del pueblo no sólo no fue violenta, sino profundamente pacífica y democrática.

Los dueños de los medios de comunicación tienen que involucrarse en la preservación democrática. No se trata de una tarea exclusiva de la política. La televisión, y ahora las redes, son como personas que entran a nuestras casas y a nuestras vidas, sin pedir permiso, con una voz autorizada.

De esa manera, su forma de interpretar la realidad permea todos los días. Necesitamos un gran acuerdo político, empresario, social y también mediático, que nos permita superar el enfrentamiento y el odio, de cara a los 40 años de democracia.

"Debemos fortalecer el diálogo entre quienes piensan diferente y, de esa manera, generar los canales para que nunca más las diferencias políticas sean dirimidas de maneras violentas".

Debe incluir a los grandes medios, a los partidos políticos, a la sociedad civil, al empresariado y a todas las fuerzas vivas de nuestra sociedad, rica en organización, debates y tensiones.

Cuando la democracia estuvo en riesgo, frente a la sublevación carapintada, Antonio Cafiero estuvo en el balcón junto a Raúl Alfonsín, para decirle a los odiadores de entonces, quienes veían con desprecio los juicios a las juntas militares y con simpatía los levantamientos carapintadas, que la institucionalidad democrática conquistada no iba a dar ni un paso atrás.

Ese balcón fue un enorme orgullo para nosotros los peronistas. Hoy aquella imagen cobra una especial relevancia. Nuestro país construyó consensos democráticos muy importantes, somos un ejemplo para el mundo en materia de memoria y en cuanto a la consolidación de nuestra democracia. 

Sigo pensando que en la Argentina hay más buenas personas que malas personas, que el encuentro es más fuerte que el desencuentro, que los puentes serán más que los muros. Por eso trabajamos todos los días: para fortalecer el diálogo entre quienes piensan diferente y, de esa manera, generar los canales para que nunca más las diferencias políticas sean dirimidas de maneras violentas.

Pero también para que se termine de una vez por todas la violencia simbólica, política y judicial contra cualquiera que se anime a alzar su voz para defender sus ideas.




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