Troya o las narraciones de larga tradición oral

La guerra de Troya, en el siglo XII antes de Nuestro Señor, ha sido narrada, entre otros, por dos famosos poemas, La Ilíada y La Odisea. Mientras unos sostienen que ambos son el producto final de una larga tradición oral, esta glosa diaria, adicta a los mitos antiguos, prefiere sostener que fueron recitados por primera vez por un vate griego, un tal Homero, capaz que lo ubique, don.

No hemos de repetir el argumento de estos poemas, solamente recordaremos que en La Ilíada se narran los escasos días que duró la guerra de Troya, mientras la Odisea cuenta el regreso del héroe griego, Odiseo (en latín Ulises) a su hogar, Ítaca.

Sí diremos que algunos grandes hombres argentinos, como Bartolomé Mitre, pensaban que naciones que llegaron a ser grandes, como Grecia y Roma, lo fueron porque en la base de su sistema educativo, tenían una historia de héroes, mitos y leyendas. Por eso Mitre no escribió una historia argentina. Sus obras más conocidas son la historia de San Martín y la de Belgrano. Dos versiones de héroes impolutos para una patria que nacía.

Por eso hay quienes piensan que gran parte de los problemas educativos argentinos se solucionarían si los niños aprendieran de memoria el Martín Fierro en las escuelas. Que es la desdichada historia de un héroe con las virtudes y menoscabos que distinguen a los argentinos. Un hombre como su padre y sus tíos y no un prócer de bronce, que nunca jamás se baja de su caballo a orinar. Revisando este escrito como quien lo corrijo, advierto que he escrito “hay quienes piensan”, sólo para no poner que es también lo que pienso.

Salvo mejor opinión, Claro.

©Juan Manuel Aragón