30/03/2020

Opinión

La pandemia, las mentiras y los estúpidos como vos

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)

Quizás el pensamiento conspirativo sea más peligroso que el propio virus que anda dando vueltas en el mundo. En un instante, alguien con un teléfono cualquiera, reenvía un mensaje de muertos tirados en los pasillos de los hospitales y a los cinco minutos ha cundido la alarma en otros miles.

No nos dicen la verdad”, claman los estúpidos por las redes de internet, pero no cuentan por qué alguien querría esconderla, qué interés puede haber en el ocultamiento de datos esenciales de la pandemia que estamos viviendo. Son los mismos que creen que el gobierno oculta desde los datos del Servicio Meteorológico hasta el paradero de Alfredo Yabrán que, obviamente está vivo, ¿no sabía? Pobres infradotados.

Los que ven muertos por todas partes también suponen que el hombre no llegó a la luna, sostienen a muerte que la tierra es plana, afirman sin saber un soto de historia que José de San Martín era masón y afirmarán cualquier estupidez sobre el robo de las manos de Perón, porque nadie les va a discutir sus burradas, pobres tontos.

Visto desde cierto punto de vista, es comprensible que ante cualquier burrada que les mandan al teléfono, la compartan con todos los amigos al instante. Están solos, encerrados desde hace más de una semana en la casa, ya se han aburrido con todas las películas de internet, los especialistas en coronavirus no aportan nada nuevo, les está empezando a faltar el dinero, la mujer les martillea el cerebro todo el día con lo mismo de siempre, los hijos están inaguantables, entonces piensan “¡ma sí, el gobierno tiene la culpa de todo, qué tanto!”.

Y aunque el estúpido ese no lo crea, el gobierno quiere salir de esta lo antes posible. Y de la mejor manera, porque si se prolonga en el tiempo, nadie sabe lo que podría suceder. Y para no correr riesgos, dice lo que realmente sucede. Vos pensarás que no lo hace por amor sino por espanto. Puede ser, pero deberías reconocer que nos están diciendo la verdad.

También tendrías que dejar de alarmarte ante cada mensaje que te manda tu compadre, un amigo o alguien del grupo de Whatsapp. Esperá un rato, aguantá, no te apures. Fijate qué dicen los canales de televisión, consultá sitios de internet por el telefonito, entrá en los diarios de la ciudad, de Buenos Aires, del mundo. Si no dicen nada de esas millones de muertes que suceden a la vuelta de tu casa, desconfiá del mensaje. ¿Para qué te apuras en reenvían esos mensajes estremecedores si no sos periodista?, ¿a quién le quieres ganar?

Otra cosa, mirá si a tu mensaje lo repiten millones de estúpidos como vos y luego salen a la calle a incendiar tu quiosco, tu oficina, el negocio en que trabajas, tu casa. Si todos se ponen estúpidos como vos, ahí sí que la vamos a pasar muy mal.

Así que tranquilo. Aguantá y dentro de un tiempo salimos de esta. Guardá fuerzas que después habrá que remar más fuerte.

En dulce de leche.

©Juan Manuel Aragón         

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