Opinión
¿Con cuál de los súper héroes se queda usted?
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¿Con cuál de los súper héroes se queda usted?
Como muchos argentinos de mi generación, de chico consumía historietas. Entre ellas las de súperhéroes: Súperman, Batman, el Hombre Araña, Flash, Linterna Verde, el Hombre Plástico, Mandrake, Patoruzú. Cada uno tenía una historia previa para justificar sus virtudes.
Súperman venía de Krypton, al Hombre Araña había lo había mordido una araña radiactiva, a Flash le derramaron unos químicos encima, Linterna verde venía de Oa, el planeta de los guardianes, al Hombre Plástico (le decíamos el Hombre de Goma) lo bañaron en líquido y después le entró en la sangre por una herida de bala. Mandrake era mago, un capo del ilusionismo. En fin.
Batman era distinto, apelaba a conocimientos científicos para zafar de las inverosímiles trampas de sus enemigos y al final siempre “¡zoeinnnnggg!”, los hacía sonar a piñas.
El nuestro, Patoruzú, era un indio inocentón siempre a punto de ser estafado o perder suestancia en la Patagonia, pero al final zafaba. Era forzudo, tenía un caballo “Pampero”, más rápido como el viento y un padrino Isidoro, que luego se abrió paso con su propia historieta, sin tener súper poderes.
De todos esos personajes, me encantaba Popeye. Comía espinacas y le crecían los músculos, pero muchas veces era forzudo porque sí nomás. Qué tanta explicación científica ni qué ocho cuartos. Era quien más se parecía a las hadas: hacían cosas mágicas porque eran hadas y nada más. Popeye reivindica, para mí, lo mejor de una niñez pasada entre revistas y libros. Su novia Olivia, era la más normal de todas las de historieta. No como las otras, estiradas, altaneras, empezando por Narda, novia crónica de Mandrake. Se creía que por vivir en Xanadú era una qué. Chirusa.
