Opinión
Las bananas de la jaula de las transgresiones
No corrijas a nadie si tiene faltas de ortografía. Es su problema. Quizás está naciendo un nuevo idioma, con una sintaxis distinta. Tiene un lema: si se entiende vale y chau picho.
¿Tildes para qué?, ¿apertura y cierre de los signos de interrogación y admiración?, ¿quién los quiere? Escribí como puedas en el ínfimo teclado del telefonito. Si del otro lado te entienden, bien, si no, problema de ellos.
A esa confusión agregale los nuevos pseudo idiomas modernos de ideologías mal entrazadas, el inglés mal escrito y peor pronunciado, más supuestas palabras quichuas para adornarnos —supuestamente— con un telurismo de bobos, y pronto no nos podremos comunicar, no digamos de provincia a provincia, pues en un radio de diez kilómetros se hablarán lenguas distintas.
El mundo abomina de las reglas del idioma, son difíciles de estudiar y es aburrido memorizarlas. ¡Basta, entonces! Nos encanta la transgresión. Adoramos a quienes rompen las reglas y hacen añicos en dos minutos, siglos de pensamiento, por el solo gusto de hacer pedazos algo, sentir su ruido al caer.
Anarquía no es igual a falta de gobierno, sino el gobierno de todos, al mismo tiempo, disparando en direcciones distintas. En el pasado los hombres iban a la guerra para defender a sus dioses. Hoy estamos prontos para regresar a las cavernas y agarrarnos a garrotazos simplemente porque en vez de hablar, instalamos el gruñido como vía de comunicación. ¿No te importa cómo se escribe la palabra “error”, si va con hache o no? Vos te pierdes la civilización. Ya vendrá Tinelli a hacerte feliz. Pedí banana desde la jaula.