30/04/2018

Tucumán

Los policías que le dispararon a Facundo Ferreira no le avisaron al médico que tenía un tiro

El doctor que asistió al lugar para socorrerlo y lo trasladó al Hospital declaró en la causa y dijo que atendió el caso como si fuese un accidente de tránsito.
Los policías que le dispararon a Facundo Ferreira no le avisaron al médico que tenía un tiro | El Diario 24 Ampliar (1 fotos)

Foto: Revista Anfibia

Según el médico que atendió a Facundo Ferreira, los policías no le avisaron que tenía un tiro en la nuca
El profesional testificó en la causa y dijo que atendió el caso como si fuese un accidente de tránsito • Facundo todavía estaba vivo cuando llegó la ambulancia • Los policías que dispararon contra el menor deberán explicar por qué ocultaron esa información al personal que debía salvarle la vida. Se esperan los resultados del barrido electrónico para saber si los menores dispararon.
    
Facundo Ferreira transitaba sus últimas horas de vida tendido en el pavimento cuando llegó la ayuda médica. El doctor que bajó de la ambulancia lo asistió, lo subió al vehículo y lo trasladó creyendo que se había caído de la moto. No le informaron, en esos minutos cruciales, que en realidad al niño tenía el cerebro perforado por una bala disparada por uno de los policías que estaban allí. El profesional llegó al Centro de Salud y lo ingresó como herido por accidente de tránsito. Más tarde, Facundo murió.
Este nuevo elemento en la causa que investiga la muerte del niño de 12 años se desprende de la declaración que realizó el médico que asistió al lugar para socorrerlo y lo trasladó al Hospital. El hecho, que conmovió al país, ocurrió en la madrugada del 8 de marzo en la zona de El Bajo en San Miguel de Tucumán, durante una persecución policial. De acuerdo a la versión de la fuerza de seguridad, los menores dispararon contra los policías. De acuerdo al adolescente que sobrevivió, quedaron atrapados en un tiroteo entre otras personas y los uniformados.
Facundo quedó tendido en la calle a la espera de ayuda médica. Es difícil determinar cuánto tiempo pasó entre su caída y la llegada de la ambulancia, pero se estima que pueden haber pasado entre 20 y 40 minutos.
Lo cierto es que el médico que llegó al lugar nunca fue informado por los agentes que habían disparado que el niño al que tenía que asistir tenía un balazo en la cabeza. O, al menos, es lo que declaró el profesional ante la fiscal Adriana Gianoni. Dijo que se dirigió al sitio creyendo que se trataba de un accidente de tránsito, bajó de la ambulancia y se acercó al niño, que estaba inconsciente, creyendo que el pequeño se había caído de la moto. Los policías, asegura, no le dijeron que el menor tenía un balazo en la cabeza.
El profesional subió a Facundo a la ambulancia y se dirigió al Centro de Salud, que estaba a unos 500 metros del lugar. Se estima que un uniformado podría haber realizado el viaje con él, pero el doctor declaró que concretaron el trayecto en silencio y que, al llegar, ingresaron al pequeño como herido en un accidente vial cerca de las 2 de la madrugada.
Los familiares de Facundo, que llegaron al hospital horas más tarde, aseguran que fueron informados de que el menor había sufrido un accidente de tránsito. Agregan que, recién después de una tomografía, les dijeron lo que ocurría. En este punto, sus versiones coinciden con la del médico, que asegura haberse enterado después que el niño había muerto de un balazo.
Los policías todavía no fueron citados a declarar en la causa, por lo que no confirmaron ni negaron la versión del médico. La fiscal los llamará una vez que concluyan una serie de pericias que encargó. Entonces, deberán responder –si la versión del médico es cierta- por qué ocultaron esa información valiosa al profesional que buscaba salvar la vida del menor. También deberán contestar por qué, al ver que la ambulancia no llegaba, no subieron al niño –que todavía estaba con vida- a alguno de los autos que habían parado y lo llevaron al hospital, que sólo estaba a cinco cuadras.
De acuerdo a la versión de la Policía, cerca de la 1.30 del 8 de marzo, los agentes Nicolás González Montes de Oca y Mauro Gabriel Díaz Cáceres se cruzaron con la moto de los niños y otras dos, comenzaron una persecución, los menores dispararon contra ellos y recibieron respuesta de balas de goma. Cuando se acabaron las municiones, pasaron a las armas de fuego.
Realizaron 11 disparos. Uno de los proyectiles ingresó por la nuca de Facundo, salió por su frente y rozó la cabeza de su amigo, que manejaba la moto. Ambos cayeron al pavimento.
La Fiscalía buscará determinar si esta versión de los hechos es correcta o, por el contrario, se trató de una ejecución extra judicial. Montes de Oca, que iba de acompañante en la moto, realizó 11 disparos y uno de ellos dio en la cabeza de Facundo. Su compañero, Cáceres, hizo uno. A este agente, que manejaba la moto, le dio positivo el test de cocaína y marihuana.
En el lugar se secuestró, además de las armas reglamentarias 9 milímetros de los policías, una pistola calibre 22 que no tenía huellas digitales ni ADN de nadie: ni de Facundo, ni de su amigo, ni de los policías ni de ser humano alguno. De todas maneras, se profundizará la pericia porque, si Facundo disparó, tiene que haber quedado material genético suyo en el arma.
La prueba de dermotest dio positivo en ambas manos del menor y en parte de su ropa, como también en su amigo y los policías. Sin embargo, esta prueba puede haber reaccionado por la manipulación mecánica de la moto (los niños acostumbraban a armarla y desarmarla y sus familiares aseguran que lo estuvieron haciendo esa noche). Para descartar un falso positivo, la fiscal Gianoni encargó una prueba de barrido electrónico. La pericia se hace en Salta y busca restos de “fulminante” en las manos del menor. Si encuentran este elemento, propio de las armas de fuego, podrá concluirse que el niño sí disparó.
La actuación de la Policía tras el hecho
En la causa existen audios telefónicos de los minutos siguientes al hecho. Ese material determinará si en el pedido original de la ambulancia se consigna que había una víctima de arma de fuego. Lo que se deberá esclarecer es por qué al médico que le tocó atender a Facundo no le informaron ni por radio, ni personalmente ni de ninguna manera lo que le ocurría al paciente.
El primer parte policial, redactado esa misma madrugada, consignó que en el lugar se hallaron dos armas calibre 22. Sin embargo, la Fiscalía tiene secuestrada sólo una. ¿Dónde está la otra pistola? Desde la Policía informaron que siempre fue una sola, pero que por un “error de tipeo” se consignó que eran dos.
Desde la Fiscalía se considera que los Policías sí están autorizados a subir a la víctima a un vehículo y trasladarla a un hospital, más cuando está tan cerca y en el lugar hay tantos autos. Sin embargo, se deberá determinar si los uniformados que dispararon contra el niño sabían que estaba vivo o creyeron que había muerto. Un dato que puede ser de relevancia también se encuentra en el primer parte policial, emitido esa misma madrugada: allí se consigna que el niño estaba herido y no muerto. De hecho, el fallecimiento se produjo horas después.
Expectativas
Tras numerosas marchas, los familiares de Facundo Ferreira y su abogado, Emilio Guagnini, finalmente pudieron ver el expediente 46 días después de ocurrido el hecho. Sin embargo, deberán esperar todavía a que se ponga fecha para la declaración de los policías involucrados en el hecho. Desde la Fiscalía ya se anticipó que serán imputados, aunque no se adelantó por qué delito. No se descarta que los agentes queden detenidos ese día.

La muerte de Facundo Ferreira a manos de la policía de Tucumán genera gran conmoción en la provincia. Ahora, la declaración del médico que lo atendió causa más controversia: El profesional testificó en la causa y dijo que atendió el caso como si fuese un accidente de tránsito.

El doctor que bajó de la ambulancia lo asistió, lo subió al vehículo y lo trasladó creyendo que se había caído de la moto. No le informaron, en esos minutos cruciales, que en realidad al niño tenía el cerebro perforado por una bala disparada por uno de los policías que estaban allí. El profesional llegó al Centro de Salud y lo ingresó como herido por accidente de tránsito. Más tarde, el chico de 12 años murió.

El hecho, que conmovió al país, ocurrió en la madrugada del 8 de marzo en la zona de El Bajo en San Miguel de Tucumán, durante una persecución policial. De acuerdo a la versión de la fuerza de seguridad, los menores dispararon contra los policías. De acuerdo al adolescente que sobrevivió, quedaron atrapados en un tiroteo entre otras personas y los uniformados.

Facundo quedó tendido en la calle a la espera de ayuda médica. Se estima que pueden haber pasado entre 20 y 40 minutos  entre su caída y la llegada de la ambulancia.

El médico que llegó al lugar nunca fue informado por los agentes que habían disparado que el niño al que tenía que asistir tenía un balazo en la cabeza. O, al menos, es lo que declaró el profesional ante la fiscal Adriana Gianoni. Dijo que se dirigió al sitio creyendo que se trataba de un accidente de tránsito, bajó de la ambulancia y se acercó al niño, que estaba inconsciente, creyendo que el pequeño se había caído de la moto. Los policías, asegura, no le dijeron que el menor tenía un balazo en la cabeza.

El profesional subió a Facundo a la ambulancia y se dirigió al Centro de Salud, que estaba a unos 500 metros del lugar. Se estima que un uniformado podría haber realizado el viaje con él, pero el doctor declaró que concretaron el trayecto en silencio y que, al llegar, ingresaron al pequeño como herido en un accidente vial cerca de las 2 de la madrugada.

Los familiares de Facundo, que llegaron al hospital horas más tarde, aseguran que fueron informados de que el menor había sufrido un accidente de tránsito. Agregan que, recién después de una tomografía, les dijeron lo que ocurría. En este punto, sus versiones coinciden con la del médico, que asegura haberse enterado después que el niño había muerto de un balazo.

Los policías todavía no fueron citados a declarar en la causa, por lo que no confirmaron ni negaron la versión del médico. La fiscal los llamará una vez que concluyan una serie de pericias que encargó. Entonces, deberán responder por qué ocultaron esa información valiosa al profesional que buscaba salvar la vida del menor.

Resultado de imagen para facundo ferreira muerto

También deberán contestar por qué, al ver que la ambulancia no llegaba, no subieron al niño –que todavía estaba con vida- a alguno de los autos que habían parado y lo llevaron al hospital, que sólo estaba a cinco cuadras.

De acuerdo a la versión de la Policía, cerca de la 1.30 del 8 de marzo, los agentes Nicolás González Montes de Oca y Mauro Gabriel Díaz Cáceres se cruzaron con la moto de los niños y otras dos, comenzaron una persecución, los menores dispararon contra ellos y recibieron respuesta de balas de goma. Cuando se acabaron las municiones, pasaron a las armas de fuego. Uno de los proyectiles ingresó por la nuca de Facundo, salió por su frente y rozó la cabeza de su amigo, que manejaba la moto.

La Fiscalía buscará determinar si esta versión de los hechos es correcta o, por el contrario, se trató de una ejecución extra judicial. Montes de Oca, que iba de acompañante en la moto, realizó 11 disparos y uno de ellos dio en la cabeza de Facundo. Su compañero, Cáceres, hizo uno. A este agente, que manejaba la moto, le dio positivo el test de cocaína y marihuana.

En el lugar se secuestró, además de las armas reglamentarias 9 milímetros de los policías, una pistola calibre 22 que no tenía huellas digitales ni ADN de nadie: ni de Facundo, ni de su amigo, ni de los policías ni de ser humano alguno. De todas maneras, se profundizará la pericia porque, si Facundo disparó, tiene que haber quedado material genético suyo en el arma.

La prueba de dermotest dio positivo en ambas manos del menor y en parte de su ropa, como también en su amigo y los policías. Sin embargo, esta prueba puede haber reaccionado por la manipulación mecánica de la moto (los niños acostumbraban a armarla y desarmarla y sus familiares aseguran que lo estuvieron haciendo esa noche).

Para descartar un falso positivo, la fiscal Gianoni encargó una prueba de barrido electrónico. La pericia se hace en Salta y busca restos de “fulminante” en las manos del menor. Si encuentran este elemento, propio de las armas de fuego, podrá concluirse que el niño sí disparó.

En la causa existen audios telefónicos de los minutos siguientes al hecho. Ese material determinará si en el pedido original de la ambulancia se consigna que había una víctima de arma de fuego. Lo que se deberá esclarecer es por qué al médico que le tocó atender a Facundo no le informaron ni por radio, ni personalmente ni de ninguna manera lo que le ocurría al paciente.

El primer parte policial, redactado esa misma madrugada, consignó que en el lugar se hallaron dos armas calibre 22. Sin embargo, la Fiscalía tiene secuestrada sólo una. ¿Dónde está la otra pistola? Desde la Policía informaron que siempre fue una sola, pero que por un “error de tipeo” se consignó que eran dos.

Desde la Fiscalía se considera que los Policías sí están autorizados a subir a la víctima a un vehículo y trasladarla a un hospital, más cuando está tan cerca y en el lugar hay tantos autos. Sin embargo, se deberá determinar si los uniformados que dispararon contra el niño sabían que estaba vivo o creyeron que había muerto. Un dato que puede ser de relevancia también se encuentra en el primer parte policial, emitido esa misma madrugada: allí se consigna que el niño estaba herido y no muerto. De hecho, el fallecimiento se produjo horas después.

Tras numerosas marchas, los familiares de Facundo Ferreira y su abogado, Emilio Guagnini, finalmente pudieron ver el expediente 46 días después de ocurrido el hecho. Sin embargo, deberán esperar todavía a que se ponga fecha para la declaración de los policías involucrados en el hecho. Desde la Fiscalía ya se anticipó que serán imputados, aunque no se adelantó por qué delito. 

(Fuente: Qué diario)




Recomienda esta nota: