12/04/2020

Opinión

Mi origen y mi lugar, la Argentina, ¿y el suyo?

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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Mi origen y mi lugar, la Argentina, ¿y el suyo?

Decía Gilbert Chesterton: “Hay solamente una cosa que requiere auténtico valor el pronunciarla, a saber, una perogrullada”. El artículo que sigue es un compendio de perogrulladas, una más grande que la otra. Son asuntos estúpidos de tan obvios pero, de tanto en tanto se me hace que hay que sacarlos a la luz, porque tendemos a olvidar lo que es evidente porque está ahí, frente a nuestros ojos.

Veamos.

Los argentinos somos casi todos, un pueblo originario. La Argentina es nuestro origen, no tenemos otro, salvo los que son por opción o naturalizados. De última, no nos queda otro remedio más que ser de aquí. Los provincianos somos originarios y los de la antigua Capital Federal también, aunque no quieran, no les guste o renieguen de su lugar de nacimiento.

De la misma manera que todos somos del interior. ¿Por qué?, porque vivimos adentro de la Argentina y lo que está adentro, como su nombre lo indica, es el interior. Mire, el corazón es el órgano más importante del cuerpo humano y está en su interior, lo mismo que el páncreas, los epiplones, el cerebro. Lo que está afuera de mi cuerpo es el exterior, es decir esta mesa, la computadora, su casa, usted. Todo lo que está afuera de la Argentina es el exterior, mientras lo que está adentro es el interior, sea gran ciudad, capital de provincia, pequeño pueblito, cabecera de departamento o revolcadero de burros.

Origen es parecido a principio, comienzo, arranque, inicio, empiezo. Según la etimología, la palabra viene del latín ‘origo´, que es comienzo y al parecer tiene algún parentesco con ´oriri´,surgir, nacer, levantarse, aparecer, y con ´oriente´, que es el lugar por el que nace el sol. Si se sigue este razonamiento, entonces originarios somos los que hemos nacido en la Argentina. El resto del ancho mundo es extranjero.A veces hay que repetirlo, porque se cruzan algunos tontos que dan a las palabras otro significado que no es que ellos mismos usan en sus conversaciones de todos los días.

¿Puede haber argentinos distintos a los demás? No señor: “Los ciudadanos de cada provincia gozan de todos los derechos, privilegios e inmunidades inherentes al título de ciudadano en las demás”. Lo dice el artículo 8 de la Constitución Nacional.

¿No me cree? Bueno, ahí está el artículo 16, que lo refirma: “La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza”. Es decir, no hay “argentinos originarios” y otros que son originarios de otros países, porque si son de otros países, no son argentinos, son extranjeros.

Hay sí, pueblos indígenas en la Argentina. Les dicen así a los que son los preexistentes, ¿Preexistentes a qué? A la Constitución, pues. Es decir los que ya existíamos aquí antes de que fuera dictada. ¿Y qué dice de estos pueblos indígenas la Constitución? Que el Congreso debe reconocerlos.

Vamos de nuevo, antes de que se dicte la Constitución algunos ya estábamos aquí, nos decían gauchos, indios, ladrones, matreros, vagos, bandidos, negros, cuatreros, delincuentes, mal entretenidos, criollos, en fin. Hubo otros que llegaron después y los recibimos con los brazos abiertos, como corresponde, porque querían hacerse argentinos originarios, con el tiempo lo consiguieron, ¡aleluya! Pero si la Constitución nos reconoce como preexistentes étnica y culturalmente, es que nos tiene a menos, como si, por el hecho de ser gauchos o indios no pudiéramos valernos por nosotros mismos.

Muchas gracias, pero no.

Preferimos que nos traten igual que al resto. Mire si voy a sacar chapa de indio o de matrero preexistente para que me adjudiquen el terreno del vecino o me den una escuela distinta para las huahuas. No hay derecho, ¿no le parece?

De todas maneras, hace tanto que los argentinos somos tan hijos y nietos de argentinos que nadie nos va a sacar el mote de originarios, ¿no? Usted, que ha nacido en Tucumán, Concepción del Uruguay, Santiago, Catriel, Salta, Neuquén, Isca Yacu, Pico Truncado, La Plata, Venado Tuerto o Calilegua u otro lugar de este bendito país, es tan originario como sus vecinos. Si le sacan el origen le quitan todo. No tiene de dónde ser. O se convierte en un apátrida, que capaz que sea algo parecido al infierno.

Por eso, repita conmigo hasta que se le grabe: “Por ser de aquí ,soy de aquí”. O lo que es lo mismo: “Todos los argentinos somos originarios”.

¿Es obvio?

Puede ser.

No para todos.

©Juan Manuel Aragón                   

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