21/07/2020

Opinión

María Moliner da la razón a los que dicen “sánguche”

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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María Moliner da la razón a los que dicen “sánguche”

Cada vez que escribes la palabra “sánguche”, viene la computadora y te la subraya con colorado, dando a entender que es un error, que te has equivocado. La pucha, cómo puede ser que miles de argentinos y americanos piensen que es una palabra que existe y que es lícito usar, sin hacerle daño al idioma, y ella, una simple máquina, diga lo contrario.

Si algo hay que tener presente es que siempre que se ignora algo, se debe acudir al mataburros. Ahí está el diccionario de uso del español de María Moliner, que es mejor que el de la Real Academia, porque no le hace caso a las modas que imponen esos salvajes asesinos del idioma, los periodistas. Y ahí figura, “sánguche”, entrada de la que se dan dos informaciones, una que es voz usada en Chile y la otra remite a sándwich.

Los que se las dan de no sé qué y lo critican, amigo, por esta forma de escribir están redondamente errados, equivocados, confundidos. Y no lo dice un escribidor de El Diario 24, sino doña María Juana Moliner Ruiz.

Antes de la definición de sándwich, ¡con tilde amigos!, porque los nombres propios sí se traducen, párese en otra palabra “sánduche”, que es la forma colombiana de nombrar este bocado o platillo. Y desde ahí saque la lengua a los supuestos puristas del idioma que, con tercer año del Anglo sin aprobar, quieren ser expertos traductores de la lengua de Shakespeare.

Pero le aguarda otra sorpresa. El diccionario de esta amiga aragonesa (aragonesa de Aragón, no parienta), después de la entrada “sándwich”, trae la manera en que debe pronunciarse la palabra “sángüich”. Los supuestos amantes del inglés se deben andar mordiendo la lengua si llegaron a esta parte del escrito.

Pero no se apure que falta todavía. El plural es sándwiches, oiga bien, sándwiches y no ´sandwichs´, como dicen los que se quieren tirar de finos, elegantes y distinguidos. ¿Oye bien?, Sán-dwi-ches. O sánguches, que es lo mismo.

De cualquier cosa se puede acusar a esta pobre y mediocre columna diaria. Digan que su escriba es analfabeto, que se tira de escritor, que no sabe redactar, que su gramática es paupérrima, que sus ideas no pasan de ser asuntos pueriles u opiniones gastadas, opinen lo que quieran, pero la palabra sánguche está bien usada.

¿Cómo la define María Moliner?, de manera simple, sencilla: “Conjunto de dos rebanadas de pan de molde con alguna vianda tal como queso, jamón o un embutido, colocada entre las dos”. En otras partes se le dice bocadillo, en las películas de los yanquis la traducen como emparedado, pero aquí es sánguche.

Repita, doña, sánguche, sán-gu-che.

Puristas del idioma, a llorar a las islas Sánguche.

Juan Manuel Aragón                   

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