El gendarme imputado por el caso de Santiago consideró que "estaría vivo si se hubiera entregado"

Emmanuel Echazú fue el gendarme herido en el desalojo del 1 de agosto a los mapuches que cortaban la Ruta Nacional 40 a la altura de Cushamen. Él asegura que recibió un piedrazo en la ruta. El juez federal subrogante de Esquel, Gustavo Lleral, analiza si en realidad fue lastimado en el río Chubut. Allí, 78 días después, los investigadores encontraron el cuerpo de Santiago Maldonado. El subalférez juró: "Si lo hubiéramos visto ahogándose, lo habríamos auxiliado".

"Si se hubiera entregado, lo habríamos aprehendido y puesto a disposición de la Justicia. Estaría vivo", consideró. El tatuador falleció por "asfixia por sumersión coadyuvado por hipotermia", según la autopsia realizada en el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia.

El gendarme, bajo sospecha de haber agredido a Santiago desde que la Justicia investigó su desaparición hasta que los buzos encontraron su cuerpo, insistió en su inocencia: "No me hubiera tomado revancha. Es una locura". El hombre sufrió doble fractura, una en la cabeza y otra en el pómulo derecho.

Echazú, ya con sangre en la cara, fue sorprendido por el fotógrafo de la fuerza regresando del operativo. Ante el juez federal Guido Otranto -luego reemplazado por Lleral- aseguró no recordar su actuación en el río. Sin embargo, ya en la tranquera que separa la ruta de la Pu Lof, labró el acta.

El imputado en el expediente por la muerte de Maldonado había lamentado en Telenoche la situación que atravesó: "El que estuvo en el lugar sabe lo que pasó. Actué conforme a derecho y a lo ordenado. Mi familia estuvo angustiada porque en un momento fui el asesino. Sentí alivio cuando hallaron el cuerpo".