03/03/2020

Argentina

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La siesta, esa marca de identidad de la nación santiagueña

La siesta es una hora incierta. Es, básicamente, la que viene después del almuerzo y antes de la merienda y, lógicamente, depende de la hora en que se almuerce. Modalidades
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La siesta, esa marca de identidad de la nación santiagueña

Corresponsalía Santiago del Estero. El problema no es que los santiagueños duermen la siesta. Con calores tan extremos, constantes, sostenidos, no hacerlo es un atentado a sus derechos fundamentales. Bien por los que pueden, por otra parte, porque muchos trabajan a esa hora y no conocen el sueño, al menos en esta hora en que muchos en la provincia, se sumen en el sopor de lo que los romanos conocían como la hora sexta.

La siesta es una hora incierta, por otra parte. Es, básicamente, la que viene después del almuerzo y antes de la merienda y, lógicamente, depende de la hora en que se almuerce. No tiene una hora de reloj fija, sino que depende de cada cual.  Hay quienes ponen un despertador porque no quieren echar más que un sueñito liviano, mientras otros le dan todo lo que dé. Hasta que las velas no ardan.

El drama es la falta de cumplimiento. Le explico. Los negocios se mantienen en pie gracias a los clientes. Sin clientes no hay oportunidades comerciales para nadie. Es una mala noticia que un cliente quede odiándolos porque no abrieron a tiempo. Pero entonces, prevenido, quien va a  comprar algo a un comercio, preguntará al dueño o al dependiente: ¿A qué  hora abren a la tarde?

Nunca la respuesta será: “A las cuatro y media, salvo que me muera”. No, señor. Casi siempre le dirán: “Cinco, cinco y media, seis”. Es decir se dan changüín de una hora para ganar (perder) clientes.

El manual del buen comprador dice que hay que estar temprano para que a uno lo atiendan primero. Y por temprano entiende las cuatro y media de la tarde. Bueno, recuerde que está en Santiago y que además, muchos comerciantes son prepotentes. Resígnese, qué otra le queda. Espere pacientemente a que se les baje la gana de abrir el negocio.

Si les llega a recriminar, le dirán: “¿Qué  quieres?, ¿qué no duerma la siesta?”.

Y banqueselá. Si puede.

(Las imágenes son del 2 de febrero, entre las 5 y las 5 y media de la tarde. Cuando el sol se iba ocultando tras el horizonte, en la céntrica esquina de Jujuy y Roca).

©Juan Manuel Aragón

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