13/02/2023

Tucumán

Sociedad

Tucumán se queda atrás: Las demás provincias recuperan el nivel de empleo.

Si se examina la situación en las diferentes jurisdicciones se puede observar que 23 de las 24 provincias tienen un mayor número de empleos privados que al inicio de la pandemia, siendo CABA, Cuyo y el NOA los territorios más afectados.

Los últimos números del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) indican que en noviembre del año pasado se generaron 12.025 empleos registrados en el sector privado, un 0,2% más que el mes anterior. 

Esto significa una recuperación de 450 mil puestos desde el punto más bajo alcanzado por la pandemia del COVID-19. De esta forma hay 6.251 millones de trabajadores y trabajadoras privadas en el país. 

Si se examina la situación en las diferentes jurisdicciones se puede observar que 23 de las 24 provincias tienen un mayor número de empleos privados que al inicio de la pandemia, siendo CABA, Cuyo y el NOA los territorios más afectados. 

El caso más grave es el de Tucumán, ya que es la única región del país que todavía no ha recuperado los niveles previos a la pandemia.

Los sectores de Industria, Comercio y Construcción se han recuperado con mayor rapidez que otros, aunque el Ministerio de Trabajo de la Nación advierte sobre el impacto que podría tener el menor dinamismo económico en el crecimiento del empleo. 

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) del Indec reflejó una disminución por tercer mes consecutivo en noviembre: septiembre (-0,2%), octubre (-0,5%) y noviembre (-0,7%). Además, el aumento interanual fue de 2,6%, la menor alza en los últimos 20 meses.

Las provincias y actividades que encabezan

El Centro de Estudios para la Productividad y la Competitividad (CEPA) ha publicado un informe en el que se observa "un panorama uniforme de recuperación del empleo en las distintas provincias, con niveles superiores a los previos a la pandemia". 

Refiriéndose al mes de febrero de 2020, se han clasificado a las provincias en cuatro grupos distintos. El primer grupo incluye aquellas provincias que han experimentado un aumento del 5% o más, como Catamarca, Formosa, Tierra del Fuego, La Rioja, Misiones, San Luis, Chaco, Santiago del Estero, La Pampa, Río Negro, San Juan, Córdoba, Santa Fe, Neuquén, Buenos Aires y Corrientes.

El segundo grupo incluye provincias que han visto un aumento del 2% al 5%, como Jujuy, Entre Ríos, Santa Cruz y Salta. En tercer lugar se encuentran aquellas provincias que han alcanzado los mismos niveles previos a la pandemia, tales como la Ciudad de Buenos Aires, Mendoza y Chubut. Finalmente, hay una provincia que todavía se encuentra por debajo de los niveles previos a la pandemia, que es Tucumán.

Esto está directamente relacionado con el desempeño de los diferentes sectores económicos en cada región del país. Aún existe una heterogeneidad en la recuperación del empleo en cada sector. 

En noviembre, nueve de los catorce sectores superaron los niveles de empleo previos a la pandemia, mientras que otros tres están creciendo y se acercan a ese umbral, pero dos no lograron crear empleos durante el mes.

Entre las diferentes tasas de recuperación sectorial, se destacan la construcción, la industria, el sector inmobiliario, el turismo y el comercio, que ya han alcanzado los niveles previos a inicios de 2020. 

Le siguen la salud y el transporte, que continúan en recuperación y están por encima de julio de ese año (momento de mayor crisis). Por otro lado, hay sectores que todavía no han superado los niveles de dicha etapa, como las finanzas, la pesca y la agricultura, esta última afectada además por la reciente sequía.

El empleo en el continente


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La pandemia de Covid-19 tuvo un impacto significativo en los países de América Latina y el Caribe durante los primeros seis meses de 2020, con una disminución en la actividad económica, cierre de empresas y pérdida de empleo, lo que resultó en una disminución en los ingresos y un aumento de la pobreza en la población.

Según un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se destaca un aumento en el empleo asalariado en comparación con el mismo período del año anterior, con un promedio del 8% en comparación con un aumento del 5,1% en el empleo no asalariado. 

Además, se informa que solo los trabajadores asalariados del sector privado registraron un aumento a nivel regional, mientras que los trabajadores asalariados del sector público se mantuvieron relativamente estables. 

Sin embargo, se señala que el aumento de los trabajadores por cuenta propia puede ser preocupante, ya que puede ser resultado de la falta de creación de puestos de trabajo por parte del sector privado.

Los sectores de servicios domésticos, restaurantes y hoteles, así como el transporte y los servicios personales, son los que tienen un mayor dinamismo en la región, a pesar de haber sido fuertemente afectados por la pandemia. 

A pesar de eso, todavía existen ramas de actividad con una elevada incidencia de informalidad que enfrentan retos significativos en la recuperación del empleo.

De acuerdo con un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de informalidad en la región (promedio de 11 países) alcanzó casi el 50% a mediados de 2022, cerca del nivel registrado en 2019. La OIT atribuye la recuperación y crecimiento del empleo a la respuesta positiva al crecimiento económico, que se debilitó en comparación con el año anterior.

En el tercer trimestre de 2022, la tasa de ocupación en la región fue de 58,4%, mientras que la tasa de participación económica fue de 62,7% y la tasa de desocupación fue de 6,9%. El informe destaca que solo dos países de los 15 considerados superaron los niveles de participación económica del tercer trimestre de 2019, mientras que en algunos países la brecha en la oferta laboral es de hasta 3 puntos porcentuales. En Colombia y Costa Rica, la tasa de desempleo superó el 10%, mientras que en Argentina, Barbados, Brasil, Chile y Uruguay se ubicó en un rango de 7 a 9%.

De qué depende el mayor o menos empleo

El debate que ha surgido a raíz del gráfico presentado por el economista Martín Tetaz indica, según los datos, un aumento en el empleo privado desde 2009 hasta 2015, en un momento en el que la economía se reactivó después de la crisis de la década de 1990 y principios de 2000 (con una tasa de desempleo del 20%). Durante este período se generaron unos 3 millones de empleos y el desempleo disminuyó a un 5,9%.

Sin embargo, durante el período de 2016 a 2019, que coincide con la administración del partido político al que pertenece el diputado, se produjo una pérdida neta de 276 mil empleos privados, con un impacto mayor en 2018 y 2019, como se puede ver en la gráfica con una significante disminución que se tradujo en un aumento de la desocupación del 10%.

La pandemia también tuvo un impacto negativo, causando una pérdida de 190 mil puestos registrados según el SIPA. Sin embargo, a noviembre de 2022 se recuperaron 456 mil empleos, completando la recuperación de los puestos perdidos durante la pandemia, aunque aún faltan 30 mil para alcanzar los niveles previos a la crisis de 2018. Esto se produjo en un contexto de recuperación económica con una disminución en la tasa de desempleo, que se situó en un 7,1% en el tercer trimestre de 2022.

La OIT destaca la elasticidad entre la actividad económica y el empleo, señalando que en toda la región, "la creación de empleos estuvo estrechamente relacionada con la recuperación económica. Durante 2021, la elasticidad empleo-producto (variación en el nivel de empleo en relación con la variación del producto) fue algo superior a 1, lo que demuestra que el crecimiento económico impulsó de manera significativa el aumento de la ocupación".

Por último, la atención se centra en la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos, manifestada en el creciente "fenómeno del trabajador pobre", que significa que a pesar de tener un empleo, las personas viven en situación de pobreza.

Se destaca que en ese sentido que si bien “los niveles de empleo en varios países han retornado a los valores pre-pandemia o están cercanos a ellos, el agregado de ingresos laborales y familiares reales aún es inferior” y se considera que entre las políticas necesarias resulta importante “el reforzamiento de las instituciones laborales, especialmente el salario mínimo y la negociación colectiva”. 




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