11/03/2018

Argentina

Revelan cómo fueron las últimas horas del ARA San Juan: "Estamos fatigados"

Se dieron a conocer en su totalidad las comunicaciones mantenidas desde el submarino con la Central de Comunicaciones, antes de la explosión que se cree terminó con la vida de los 44 tripulantes.
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Revelan las últimas comunicaciones emitidas desde el ARA San Juan.

Desde la desaparición del submarino ARA San Juan, en diciembre del 2017, se inició primero una enorme búsqueda en el oceano Atlántico que no arrojó resultados positivos, para dar lugar luego a las investigaciones sobre qué pudo haber pasado con el navío y principalmente determinar las responsabilidades dentro de las Fuerzas Navales y el Estado.

En diciembre, América 24 reveló un resumen del último mensaje enviado desde el submarino, que ahora se conoce completo, y que forma parte del descargo del capitán de navío y ex jefe de la fuerza de submarinos, Claudio Villamide, al que accedió Clarín en exclusiva en fuentes judiciales.

El miércoles 15 de noviembre del 2017 a las 7.19, los 44 tripulantes del submarino “San Juan” estaban “fatigados” después de haber soportado una tormenta con olas de hasta 6 metros en la superficie y su comandante ordenó bajar a 40 metros de profundidad, yendo mar adentro, para intentar reparar una parte de las baterías y descansar.

Según revela el diario Clarín, en el último mensaje cifrado del San Juan, enviado por el teniente de navío Fernando Villarreal, a la Central de Comunicaciones de Submarinos también se reportó que a esa hora “estaban a plano de periscopio”, es decir con ese mástil sobre la superficie del mar y “propulsado con circuito dividido” porque habían desconectado las baterías de la proa de la nave por “cortocircuito y principio de incendio”. En ese mensaje, se reportó que iban rumbo a Mar del Plata y a 5 nudos de velocidad.

El comandante del San Juan, capitán de fragata Pedro Fernández, informaba además que “tenía intenciones de descansar porque el temporal los había castigado durante la navegación en superficie de la noche anterior” y que “luego irían a plano 40 para entrar al tanque de baterías n° 3 y evaluar daños”.

La explosión que provocó la tragedia se detectó a las 10.31 de ese 15 de noviembre. Por lo tanto, se presume que el San Juan explotó por el hidrógeno que liberaron las baterías afectadas por el agua de mar -que había entrado por el Snorkel- a 40 metros de profundidad y luego de los 300 metros se empezó a estrujar como una lata de aluminio por la presión del mar.

En la madrugada del 15, a las 00.50 Villamide revela que habló a través del teléfono satelital Iridium con el comandante del San Juan , quien le informó que “encontraban navegando en superficie” porque habían “tenido un cortocircuito con principio de incendio en la batería de proa, presumiblemente por ingreso de agua de mar”. El San Juan tenía 860 baterías que pesaban media tonelada cada una y pueden producir enormes descargar por accidentes.

Villamide le ordenó cancelar la patrulla dentro de una operación con la flota de mar y dirigirse a Mar del Plata. Tuvo como testigo de la comunicación -que no quedó grabada- al capitán de corbeta, Francisco Oleiro.

“Me respondió acatando la orden, la que cumpliría cuando volviera a inmersión porque en ese momento estaba navegando con rumbo 080° (mar adentro, para no quedar con la tormenta pegándole de un lateral y a 5 nudos de velocidad, propulsando con circuito dividido, se encontraban cargando aire”, contó. Debido a la intensidad de la tormenta, había bajado al “oficial de guardia y al vigía (de la torreta) porque las olas la cubrían”, agregó.

El comandante Fernández le contestó que “en cuanto fueran a inmersión iban a ingresar al tanque de baterías para evaluar el cortocircuito, desconectar y puentear lo que fuera necesario para reconectar el circuito dr proa”. Ambos intercambiaron opiniones respecto de la delicada operación. Fernández argumentaba que “buscaba tener más velocidad y prestaciones con ambos circuitos (de la batería) siendo que iría más lento si navegaba sólo con el circuito de proa”.

Como se trataba de una “cuestión de criterio” y Fernández estaba en medio de una tormenta, Villamide dejó que él decidiera “de acuerdo a las circunstancias del momento”. Antes de cortar, el comandante del Sur le dijo que “estamos fatigados producto del temporal en el que estaban”.

Luego Villamide ordenó que le enviara reportes cada 36 horas e informó la novedad a los comandos pertinentes, convencido de que “no implicaba una urgencia” sino un “imprevisto que había ocasionado un desperfecto”. Al día siguiente, porque el San Juan no acusó recibo de la última hora en el horario programado, se lo declaró “submarino perdido”. (clarín.com.ar)

 

 




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