18/05/2023

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Masacre de Monte: Así se resolvieron los juicios y las condenas

Multitud en júbilo por veredicto del jurado popular: Los cuatro policías acusados por la muerte de cuatro jóvenes son encontrados culpables.

Después de una larga jornada de más de ocho horas de deliberación, este miércoles un jurado popular emitió un veredicto condenatorio para los cuatro policías acusados de la Masacre de Monte, que tuvo lugar el 20 de mayo de 2019 y causó la muerte de Aníbal Suárez, Danilo Sansone, Camila López y Gonzalo Domínguez.

Rubén Alberto García y Leandro Ecilape fueron sentenciados a cadena perpetua por el delito de "homicidio agravado por el abuso de la función o cargo policial, y por ser cometido mediante arma de fuego". 

Por su parte, los agentes Manuel Monreal y Mariano Ibáñez fueron declarados culpables por mayoría del delito de "tentativa de homicidio agravado por el abuso de la función o cargo policial, y por ser cometido mediante arma de fuego". Podrían recibir una condena de 15 a 20 años de prisión.

Desde temprano, las calles de los tribunales penales de La Plata se llenaron de una multitud que anhelaba fervientemente obtener justicia. Los corazones latían al ritmo de la batucada, así como de la esperanza y la indignación. 

Era una mezcla de emociones que se entrelazaban, generando ansiedad. Aunque la espera fue larga, aquellos que ansiaban un veredicto justo finalmente recibieron su recompensa.

Así se vivió el veredicto del juicio por la Masacre de Monte: La última jornada del juicio por la Masacre de San Miguel del Monte comenzó a las 10:30 a. m. cuando la jueza Carolina Crispiani empezó a leer las más de 90 páginas de instrucciones finales. 

Esto sucedió frente a un jurado popular sin experiencia en asuntos penales, pero con una responsabilidad ciudadana de gran importancia. A las 1:52 p. m., la titular del Tribunal N°4, quien estuvo a cargo de todo el proceso, pronunció las palabras esperadas: "Es hora de deliberar".

En el exterior, el ambiente estaba cargado de tensión

Pancartas y banderas con las imágenes de las víctimas se agitaban en el aire, mientras los amigos y compañeros de escuela que habían recorrido más de 100 kilómetros para estar presentes en ese momento crucial, hacían sonar bombos y redoblantes para brindar apoyo final a los familiares de las víctimas.

Las horas pasaban y la noche caía sobre La Plata. Las luces de la sala de audiencias aún brillaban intensamente, pero el jurado se tomaba su tiempo para tomar una decisión. 

Los allegados de Gonzalo Domínguez, Camila López, Danilo Sansone y Aníbal Suárez tuvieron que esperar casi ocho horas, pero cada minuto de esta espera no se comparaba con lo que habían esperado durante los últimos cuatro años para obtener justicia.

Durante todo el debate, las víctimas, jóvenes cuyos sueños fueron truncados y futuros robados, estuvieron presentes en cada testimonio y en cada imagen proyectada en la sala del tribunal. Sus rostros se convirtieron en símbolos de una lucha colectiva, y sus familiares y amigos se unieron en una hermandad de dolor y búsqueda de justicia.

El jurado popular, conformado por ciudadanos convocados para decidir el destino de los acusados, enfrentó jornadas intensas de testimonios conmovedores y pruebas contundentes. Los relatos de los testigos, como el de la única sobreviviente, revelaron una noche de terror que nunca debió haber ocurrido.

A las 21.44, en medio de un silencio sepulcral, finalmente se anunció el veredicto. La palabra "culpables" resonó en la sala de audiencias como un rayo de esperanza. Los policías de San Miguel del Monte fueron declarados responsables de la tragedia que se llevó las vidas de cuatro jóvenes inocentes. El grito de victoria fue ensordecedor, y la justicia pareció asomarse en el horizonte.

Después del veredicto, las puertas del Fuero Penal se abrieron ampliamente, dando paso a una multitud que esperaba ansiosa abrazar a sus seres queridos. Los tambores y redoblantes resonaron en manos de los manifestantes, marcando el ritmo de una lucha incansable. Rocío, la única sobreviviente de aquella fatídica noche del 20 de mayo de 2019, se unió a esa batucada, siendo la última vez que vio a sus amigos.

La justicia tardó cuatro años en llegar, pero finalmente se recompensó la persistencia de los familiares y amigos de las víctimas. En medio de la alegría y las lágrimas, se dio lugar a un grito unánime de alivio que resonó en los edificios que rodean los imponentes tribunales de la calle 8. 

Los corazones de los presentes se llenaron de un sentimiento de alivio y satisfacción. La voz de los inocentes había sido escuchada y aquellos que les arrebataron sus vidas finalmente pagarán por sus crímenes.

A partir de hoy, los nombres de Gonzalo, Camila, Danilo y Aníbal ya no serán solo recordados en lápidas y fotografías en blanco y negro. Ahora serán sinónimo de una victoria, de un cambio en las estructuras que permitieron que su tragedia ocurriera. 

La sombra de la impunidad se desvanece poco a poco, aunque las cicatrices emocionales seguirán presentes en aquellos que perdieron tanto. "La verdad y los hechos por los cuales se los condenó prevalecieron. Es una condena justa", expresó emocionado el fiscal Mariano Sibuet en una entrevista con TN.

El representante oficial de la familia de las víctimas afirmó que dedicó mucho tiempo al caso para finalmente obtener justicia. "Hemos invertido mucho tiempo en prepararnos. Hicimos numerosos viajes a Monte para aclarar nuestras dudas y recorrer la zona de la persecución, para comprender plenamente lo que sucedió.

“Aníbal no era un asesino”

Durante todo el juicio, la defensa de los policías trató de demostrar que Aníbal era responsable de la muerte de sus amigos. 

Aníbal, un joven de 22 años de Misiones que se mudó a Monte buscando una mejor calidad de vida, era el conductor del automóvil en el que ocurrió el accidente fatal. A pesar de los esfuerzos por difamar su imagen, el jurado entendió que él no era el culpable de la tragedia, sino los cuatro agentes que los perseguían esa noche.

"Siempre les dijimos que Aníbal no era un asesino", repetía el tío de Suárez después de conocer el veredicto. Así se lo comunicó a la prensa que esperaba afuera del tribunal. 

Los peritos que testificaron en el juicio no pudieron confirmar que el joven de 22 años hubiera consumido los 3,26 gramos de alcohol en sangre que se determinaron en la autopsia. Por lo tanto, la teoría de los abogados de los policías carecía de una base sólida. 

Tampoco pudieron demostrar que el chico conducía a alta velocidad, ya que los videos presentados durante una de las audiencias mostraban que el Fiat 147 que Aníbal había comprado con los pocos recursos que tenía circulaba muy despacio por la avenida que bordea la laguna.

"Mi hijo es inocente y lo acusaron de ser el asesino. Siempre fueron los policías los culpables", dijo la madre de la víctima mientras se abrazaba con sus seres queridos. Para el jurado, Rubén Alberto García y Leandro Ecilape fueron responsables de matar intencionalmente a los jóvenes, abusando de su posición como policías y utilizando su arma de reglamento.

Ambos recibirán una condena de cadena perpetua. Por otro lado, los oficiales Manuel Monreal y Mariano Ibáñez fueron considerados culpables, por mayoría, del delito de "tentativa de homicidio agravado por abuso de la función o cargo policial y uso de arma de fuego". Podrían ser condenados a una pena de 15 a 20 años de prisión.




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