22/10/2021

Opinión

Qué pasa con el tipo que va de la casa al trabajo y nunca sale en los diarios

Escribe Juan Manuel Aragón - (Especial para El Diario 24)
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Qué pasa con el tipo que va da de la casa al trabajo y nunca sale en los diarios

Uno dice en Feibu: “Mi padre fue de la casa al trabajo y del trabajo a la casa durante toda su vida y nunca salió en ningún periódico”. Sí, obvio. Imagine un diario que diga: “Ayer el señor José Gómez, de la calle Fulano al 200 fue a trabajar, como todos los días” y deba poner lo mismo de cientos de miles de trabajadores. Así lo publicaran en una letrita de medio milímetro de alto, debería tener cientos de hojas, solo para que miles de familias que tienen un padre como el suyo, don, se sientan satisfechas.

Pero supóngase que a uno se le ocurre hacer un diario así. Es más, usted sabe que su papá saldrá en la página 563, segunda columna, bien en el medio. ¿Cuántos días lo comprará?, ¿uno?, ¿dos?, ¿tres? ¿Y guardará todos haciéndole bulto en algún lugar de la casa para mostrarlo a los visitantes? Ya lo veo enseñándole a un amigo: “Aquí figura mi padre, que ayer salió a trabajar y volvió a la casa como todos los días desde que consiguió trabajo en el ferrocarril”.

El diario que usted quiere necesitaría mucho más papel, pero ahorraría periodistas, porque la lista de gente buena se redacta una vez y después es cuestión de ir tachando a los que se jubilan y no van más al trabajo, a los que hacen macanas y los llevan presos y a los que se mueren. Además de agregar a los nuevos, que serán viejos de aquí a veinte o treinta años, cuando los hijos compren el diario, orgullosos para buscarlos en la lista de los buenos tipos que jamás se desvían del camino.

Es cierto que podría salir gente mala a decir que publicar lo que hace toda la gente, todos los santos días, es una manera de ejercer control sobre la población y, en cierta forma, amedrentarla para que se porte bien. Otros podrían ir un poco más allá y sostener que es una manera de espiar a los trabajadores. A los primeros se les podría responder que publicar solamente a los que se mandan algún choreo o matan a alguno, es una forma peor de controlar, ya que se va puntualmente contra ellos. Lo de los espías no se sostiene porque cualquiera que vaya a un barrio, también se dará cuenta de que todos los trabajadores salieron a trabajar a la hora que debían hacerlo.

Semejante organización para que usted, cuando se le muera el padre no opine: “Era un buen tipo y por eso no salió nunca en el diario”. Pero en ese caso quizás diría: “Mi papá iba de la casa al trabajo y del trabajo a la casa y nadie le dio una medalla por eso”. Quizás sea un poco menos complicado entregar medallas a los empleados cumplidores, pero con tal de que no escriba tonterías en Feibu, ya estamos organizando las ceremonias para que todos los días, al llegar a su trabajo, sean recibidos con una medalla, un discurso y un ágape.

Y no le digo nada de imaginar una sociedad como la que usted quiere, premiando la mediocridad del tipo que hace lo correcto, lo que se espera de él. Jamás tiene una idea para mejorar su trabajo, nunca un paso en falso ni menos llegar tarde a la casa. Casi una utopía socialista o kantiana, con todos cumpliendo con su deber, exacta y escrupulosamente.

Un embole, amigo, como para tirarse un balazo en los compañones y dárselos de comer a los perros.

Juan Manuel Aragón

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