En Santiago hay un lugar donde siempre podrá ver un auto estacionado en doble fila

Corresponsalía Santiago del Estero. Que un auto cualquiera se haya estacionado en doble fila en la calle Perú, frente a la plazoleta Diego de Rojas, a mitad de cuadra, es casi una religión. A  cualquier hora de la mañana y más o menos  frente a la pollería San Telmo, siempre, pero siempre—siempre, hay un auto parado, con las balizas o sin ellas puestas. No falla.

Algunos automovilistas seguramente se sorprenderían si una mañana cualquiera de estas no hubiera un auto detenido en la Perú, obstaculizando el tránsito, quizás mirarían el Cielo, preguntándose qué ha sucedido o qué otro cataclismo enviarán los ángeles arcabuceros para reparar tan grave falta.

Son detalles mínimos de una ciudad en constante crecimiento, si usted quiere, pero que en cierta manera son parte de la alegría a los santiagueños. Sin estos acontecimientos casi imperceptibles de la realidad, la vida de los santiagueños sería insoportable y su idiosincrasia sería otra, quizás triste o dolorida por la pérdida de un presente que pudo haber sido distinto, según calculan los filósofos de los cafés del centro de la ciudad, que analizan la realidad desde distintos puntos de vista, casi todos errados, por supuesto.