17/01/2017

Tucumán

Falleció el joven que estaba en coma por recibir un disparo de la Policía

Miguel Reyes Pérez murió tras estar en terapia intensiva durante tres semanas. Los efectivos involucrados continúan en funciones.

Miguel Reyes Pérez, el joven que recibió un disparo en la frente y golpes en la cabeza propinados por la culata de una itaka, falleció el lunes tras estar 24 días en coma. El ataque al joven de 24 años ocurrió en la víspera de Navidad, en el barrio San Cayetano. En un video se puede ver a dos policías conocidos como “Rambito” y “Figueroa”, pertenecientes a la patrulla motorizada del 911, y al joven en el suelo.


Sometido a una cirugía para la extracción de un coágulo, Miguel permaneció veinticuatro días en coma. Según los médicos, los golpes recibidos tras el disparo agravaron su condición. Durante su agonía, el joven fue sometido a la custodia de la Policía provincial, la misma que lo atacó y que no cesó en provocaciones y amenazas a sus familiares que iban a visitarlo.


Según la versión policial, el sábado 24 de diciembre Miguel había asaltado con un arma de fuego a un operario de una empresa de televisión por cable, a quien le sustrajo un celular y otras pertenencias. Esta persona denunció el robo en la Comisaría 4°, y una patrulla de agentes salieron en la búsqueda del asaltante quien, al verse identificado, corrió hacia su casa, según la versión policial. Allí, un grupo de familiares del presunto delincuente salió a impedir la detención.


La Policía contó que en el forcejeo con una mujer, a un efectivo se le escapó un disparo, que impactó en uno de los parietales del joven de 24 años. Luego, se llamó a una ambulancia, que trasladó al herido al hospital Padilla, desde donde fue derivado a una clínica privada.


Sin embargo, la familia de Reyes Pérez asegura que hace tres semanas que la policía ya lo tenía señalado al joven y había intentado detenerlo. Hasta que ese sábado 24, el logró alcanzarlo, lo tiró al piso y le pegó un tiro en la cabeza con su Itaka, precisó el portal Cosecha Roja.


Este medio reveló además que, mientras Miguel estaba sin conocimiento, la policía le hizo pruebas de parafina para ver si Miguel había disparado un arma, y que test salió negativo.


“La realidad es que hay que dar a conocer esto porque nadie tiene derecho a fusilarte. Esto que pasó es terrible”, dijo a Cosecha Roja Carolina Hermoso, una amiga de la familia.


A pesar de las amenazas policiales, la familia del joven realizó la denuncia ante la Fiscalía de Instrucción Penal N° 2 y hasta el momento no se citó a declarar a los policías involucrados. Los efectivos, pertenecientes a la jurisdicción de la comisaría 4°, continúan en funciones.




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