04/05/2017

Culturas

Se inauguró el Museo Histórico Doctor Miguel Lillo y su Tiempo

El nuevo espacio cuenta la vida del científico naturalista tucumano exponiendo objetos valiosos que lo acompañaron entre los siglos XIX y XX. Este jueves se cumplen 86 años de su fallecimiento.
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Inauguraron el Museo Histórico Doctor Miguel Lillo y su Tiempo.

En el marco de los 86 años de su fallecimiento, este jueves se inauguró el Museo Histórico Doctor Miguel Lillo y su Tiempo. La ceremonia se llevó a cabo en la Fundación Miguel Lillo, ubicada en calle Miguel Lillo 251. El nuevo espacio cuenta la vida del científico naturalista tucumano exponiendo objetos valiosos que lo acompañaron entre los siglos XIX y XX.

El museo fue construido por la Comisión Asesora Vitalicia de la Fundación, cuyo presidente es Eduardo García Hamilton. La evolución de la obra, tuvo dos etapas: la restauración de la casa en donde vivió Lillo y la instalación museográfica.

El gobernador Juan Manzur participó del acto y afirmó que el Museo es una obra única que muestra la historia viva de un sabio tucumano que entregó su vida a la ciencia, la investigación y el estudio. “A 86 años de su fallecimiento, su obra hoy es más actual que nunca. Sus investigaciones están en nuestra provincia y en el mundo. Hoy ve la luz la historia natural de Tucumán y de los primeros científicos que estudiaron nuestra provincia”.

“Tucumán da un paso más hacia adelante, con un nuevo faro cultural de nivel internacional. Un polo educativo y de atracción turística. Tenemos la sensación de un futuro virtuoso conociendo la historia de los tucumanos, a través del legado del gran sabio Miguel Lillo”, agregó Manzur.

Sara Peña de Bascary, museóloga, expresó su satisfacción por la inauguración: “Estamos muy contentos porque podremos disfrutar de las obras de los primeros naturalistas que trabajaron en nuestro país. Los visitantes podrán conocer la historia de las ciencias naturales en Tucumán. El testimonio del primer museólogo de nuestra provincia. Uno conoce a Lillo a través de sus objetos, fotografías y libros. Era un hombre muy perfeccionista que supo conservar sus documentos. Un científico notable y multifacético”.

El guión narrativo de la exposición abarca cinco salas que presenta quiénes fueron los naturalistas que inspiraron a Lillo, su casa con sus objetos y mobiliario, sus recuerdos de viajes, sus estudios e investigaciones y su biblioteca, que contiene más 8.000 volúmenes.


Muestrario único de las ciencias y la historia

El investigador dedicó su vida, desde 1914 hasta su muerte en 1931, al Museo de Historia Natural. Una sala refleja su trabajo y el de sus colaboradores en esa institución, Rodolfo Schreiter y Abel Peirano, entre otros.

La Biblioteca de Lillo contiene joyas bibliográficas que datan desde el siglo XVI. En Los libros del Sabio, se exhibe una importante selección documental. Fue el hábitat del científico autodidacta. Allí se muestran objetos personales, fotografías, mobiliario y dos maquetas.

La sala Dr. Miguel Lillo y su tiempo se recuerda su multifacética personalidad: el químico, el profesor, el científico, así como su pasión por la fotografía, sus recuerdos de viajes. Se aprecian sus equipos, el mapa de América que realizó a los 14 años, el mobiliario, su retrato y objetos que le pertenecieron y supo conservar.

Sala 1: Recuerda a los naturalistas que, desde el siglo XVI, recorrieron nuestro territorio, investigaron la naturaleza, los habitantes y sus costumbres y dejaron crónicas y estudios. Realizaron, además, una valiosa cartografía. Fueron la inspiración de quienes se interesaron, posteriormente, en las Ciencias Naturales, entre ellos, el Dr. Miguel Lillo.

Sala 2: Recuerda que el presidente General Urquiza, después de Caseros (1852), promovió estudios sobre la Confederación Argentina para hacerla conocer en el mundo. Llegaron a Tucumán naturalistas viajeros, que se convirtieron en maestros de Miguel Lillo, entre ellos: Germán Burmeister y Amadeo Jacques, Federico Schickendantz e Inocencio Liberani.



Vida de Miguel Lillo

Miguel Lillo fue un naturalista de condiciones poco comunes y durante medio siglo se dedicó a la investigación científica, alternando estas actividades con la docencia y la dirección de instituciones públicas. Nació en Tucumán en 1862, cursó sus primeras letras en una escuela particular e hizo el bachillerato en el Colegio Nacional. Fue un admirable autodidacta.

Las ciencias exactas, físicas y naturales fueron sus predilectas y las estudió y perfeccionó con ahínco. Federico Schickendantz, profesor de química y director de la Quinta Normal de Agricultura, fue el maestro que tuvo el joven Lillo y descubrió en él condiciones estimables de observador y estudioso.

En 1888, poco antes de aquel viaje, había publicado su primer ensayo sobre la Flora Tucumana.

Fue miembro de la Comisión Nacional de la Flora Argentina y clasificó colecciones de mucho valor procedentes especialmente del Norte Argentino.

En el campo de la zoología —en particular la Ornitología— la labor de Lillo fue prolífera. En 1905 publicó Fauna Tucumana (Aves).

Amante de la lingüistica y la literatura clásica, recibió honores que le tributaron espontáneamente las corporaciones e instituciones científicas del país y del extranjero. El Museo de La Plata lo designó Doctor Honoris Causa en 1914. Y en en 1928 le otorgaron el premio Francisco P. Moreno.

Su vida fecunda y extraordinaria se extinguió en Tucumán el 4 de mayo de 1931.

Hoy, la Fundación alberga su enorme legado y hasta conserva ejemplares de árboles plantados por él mismo, colecciones que él comenzó a forjar y más de 10 mil libros de su biblioteca personal.




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