24/04/2018

Tucumán

La producción cunícola y su aporte a la comunidad

Tres carreras de la UNT aúnan esfuerzos por mejorar la calidad de vida de las personas. Mediante un proyecto de investigación evalúan la capacidad regeneradora de un nuevo biomaterial con capacidad de regenerar huesos con pérdidas óseas llamado RegeBone.

Un trabajo interdisciplinario entre la Facultad de Agronomía y Zootecnia (FAZ) y la Facultad de Odontología de la UNT (FOUNT) fue el puntapié inicial para celebrar un Acta Acuerdo de Colaboración Técnico – Científico. En el marco de este convenio se creó un Bioterio en la Finca El Manantial, para el aprovisionamiento de conejos neozelandeses experimentales a fin de evaluar entre otras acciones, la capacidad regeneradora de un nuevo biomaterial llamado RegeBone (rege: regenerar y bone: hueso en inglés), en defectos óseos críticos (pérdidas de hueso que requiere de tratamiento farmacológico o biomaterial, sino producirá una cicatriz fibrosa disfuncional).

“Desarrollo y Evaluación de Novel Material de Regeneración Ósea por Ingeniería Tisular” se titula el Proyecto Tecnológico-Social (PDTS N°12) CIN – CONICET dirigido por la doctora Liliana Missana, profesora titular de la Cátedra de Anatomía y Fisiología Patológica de la FOUNT e investigadora del CONICET del Laboratorio de Patología Experimental e Ingeniería Tisular. Además, cuenta con el apoyo de los profesores e ingenieros zootecnistas (Julio Barrionuevo, Marcela Aguilera y Verónica Albarracín) de la Cátedra de Granja de la FAZ-UNT. También forman parte investigadores, tesistas y estudiantes de las carreras de Odontología, Ingeniería Zootecnista y Medicina Veterinaria.

A partir de resultados de proyectos previos (PIUNT, PIP-Conicet y la tesis doctoral de María Victoria Jammal), se descubrió la capacidad para regenerar hueso en ratas. Fue el producto de una combinación de proteínas, que dio lugar al desarrollo del biomaterial RegeBone, actualmente en vías de patentamiento. Aunque se utilizan normas nacionales e internacionales para su desarrollo y evaluación, la aprobación por entidades reguladoras como la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), son necesarias para iniciar las evaluaciones en humanos (fases clínicas). Previamente es requisito su evaluación pre-clínica.

En esa instancia se presentó y obtuvo una beca doctoral del CONICET la odontóloga, María Florencia Moreno García, cuyo plan de trabajo sigue los estándares internacionales mencionados para el desarrollo y evaluación del biomaterial para Ingeniería de Tejidos, que se encuentra en su fase de desarrollo. Además, es requisito evaluaciones en animales de experimentación, con un mínimo de dos especies. “En ese momento, observamos la ausencia de conejos en los bioterios de la UNT y serios inconvenientes para su obtención en las condiciones que nuestro estudio requería. La red solidaria de investigadores nos hizo llegar los nombres de los profesionales de la Cátedra de Granja de la FAZ-UNT, quienes decidieron unirse a este desafío”, relató Missana.

“Se descubrió que se podía desarrollar un biomaterial, se comprobó su capacidad regeneradora en defectos óseos críticos en las ratas y se han realizado evaluaciones físico-químicas, categorizando el biomaterial según las reglas internacionales de ASTM, Normas ISO, etc. Ahora estamos desarrollando los estudios tomográficos e histológicos en los conejos. Estos resultados serán presentados al ANMAT; y sí se aprueba la fase pre-clínica, recién podremos iniciar las fases clínicas (1, 2, 3 y 4) en la que participarán los grupos de pacientes establecidos para cada fase, según los criterios internacionales, con el objetivo de comprobar sí la capacidad y eficiencia que nosotros hemos observado en animales, se aplica a los humanos”, detalló.

Verónica Albarracín destacó el trabajo en conjunto y especificó los objetivos que persiguen. “Uno de los ejes de ese convenio era la provisión de un tipo determinado de animal para investigación y eso nos ha permitido recuperar un espacio físico que es el sector cunícola de la Cátedra de Granja de la Facultad. En ese afán de poder cumplir con la demanda de la gente de Odontología es que hemos recuperado este galpón en El Manantial”, señaló la profesora. “Se eligieron conejos neozelandeses porque cubrían un requerimiento específico para los odontólogos; buscaban machos de alrededor de los 3,5 kg ya que a ese peso el crecimiento óseo es muy similar al comportamiento óseo de un ser humano”, indicó.

Las intervenciones quirúrgicas en los animales experimentales se realizan en el Hospital Escuela de Veterinaria de la FAZ, con la colaboración del médico veterinario Alfredo Martín, también docente de esa casa de estudios. “Se realiza con anestesia y analgesia para hacer un defecto quirúrgico crítico en el cráneo donde se coloca el biomaterial para observar si ese defecto se resuelve”, explicó.


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