24/05/2020

Tucumán

Crimen

Revelan cómo murió Luis Espinoza, el hombre que habría sido asesinado por la policía

La víctima fue encontrada el pasado sábado en un precipicio en territorio catamarqueño.



El pasado viernes Luis Espinoza, el hombre que era intensamente buscado tras estar una semana desaparecido, fue hallado muerto en un precipicio de territorio catamarqueño, donde habría sido arrojado por los principales sospechosos del crimen: 9 policías de la provincia.


Tras encontrar el cadáver, Espinoza fue trasladado hasta la morgue de la capital tucumana. La autopsia habría revelado, según La Gaceta, que recibió un disparo de arma de fuego en el omóplato izquierdo, es decir que lo balearon por la espalda. Pese a que el dato es mantenido en el mayor de los secretos, los forenses habrían recuperado el proyectil que acabó con la vida del trabajador rural. Ese elemento será clave para determinar, mediante pericias, de qué arma salió el disparo.


Luego de una ardua pericia, se descubrió que cuatro de las nueve pistolas reglamentarias secuestradas a los policías habían sido disparadas recientemente. Todas son de nueve milímetros, que sería del mismo calibre del proyectil que se encontró en el cuerpo de la víctima. Una de las pistolas observadas es una Jericho, como las que fueron entregadas recientemente a los efectivos de la fuerza.


El caso


Los habitantes de esa zona estaban organizando un festival de carreras cuadreras clandestinas. La Policía se enteró de ese plan y, a través de un audio viralizado, el comisario Sergio Bazán advirtió que no permitiría que se realizara la reunión por el aislamiento preventivo obligatorio. No era una certamen legal, sino un encuentro de lugareños que, según los especialistas, participan con equinos que no son los indicados para la competencia. “Lo mismo apuestan mucho dinero; y en especial ahora cuando varios están ‘dulces’ porque volvieron con plata del sur del país”, explicó M.E.L, uno de los asistentes al encuentro.


Bazán, ante la certeza de que se realizaría el festival, llamó al jefe de la comisaría de Monteagudo para que hiciera un operativo de control. El subcomisario Rubén Montenegro formó un equipo integrado por el oficial José Morales, los sargentos René Ardiles y Víctor Salinas; los cabos Claudio Zelaya y Miriam González; el agente Esteban Rojas González y el vigía ciudadano de la comuna, Sergio Santillán y partieron hacia Melcho, el paraje donde se realizarían las carreras.


Los efectivos concurrieron al lugar sin uniformes (mucho menos con identificación visible) y en autos particulares. Además no dejaron asentados en el libro de guardia los movimientos previos que realizaron. Tampoco está claro por qué no pidieron apoyo a sus superiores y utilizaron casi todos los recursos humanos en este operativo (nueve de los 13 efectivos que tiene destinado la comisaría de Monteagudo).


Juan Espinoza, hermano la víctima, dijo que al pasar por el lugar, los policías lo encerraron contra un potrero; y que, luego de caerse, comenzaron a agredirlo físicamente. Al ver lo que sucedía, su hermano Luis habría intentado defenderlo. “Mientras me golpeaban, sólo pude escuchar disparos de armas de fuego. Después observé que lo llevaban al monte, arrastrándolo. No pude hacer nada porque me tenían en el suelo, esposado”, señaló el sobreviviente.





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