24/05/2020

Tucumán

crimen

"Es algo muy doloroso encontrarlo a él así": el hermano de Luis Espinoza contó en qué estado hallaron su cuerpo

Juan fue la persona que halló los restos de la víctima que había estado desaparecida una semana.



El pasado viernes Tucumán quedaba conmovida por el hallazgo del cuerpo de Luis Espinoza, el hombre que estuvo desaparecido por una semana, y que habría sido asesinado por policías del Provincia.


Tras encontrar sus restos en un precipicio en territorio catamarqueño, Juan Espinoza, hermano de la víctima contó en qué estado lo halló. “Lo que le han hecho es algo imperdonable. Que se haga justicia por todo el daño que nos han causado a toda la familia. Destruyeron a toda la familia Espinoza. ¿Cómo vuelvo a casa y le digo a su madre que su hijo ya nunca más va a cuidarla? ¿Cómo le explico ahora? Destruyeron el cuerpo, lo tiraron en Catamarca. Nunca podríamos imaginar que lo tiraran tan lejos, que desde la zona de Chicligato se vinieran tan lejos. Encima lo tiraron, el cuerpo está comido por los animales. Es algo muy doloroso encontrarlo a él así. Ahora ni su madre va a poder verlo, porque él va a volver en un cajón cerrado”, relató claramente afectado Juan.


La autopsia habría revelado que recibió un disparo de arma de fuego en el omóplato izquierdo, es decir que lo balearon por la espalda. Pese a que el dato es mantenido en el mayor de los secretos, los forenses habrían recuperado el proyectil que acabó con la vida del trabajador rural. Ese elemento será clave para determinar, mediante pericias, de qué arma salió el disparo.


Luego de una ardua pericia, se descubrió que cuatro de las nueve pistolas reglamentarias secuestradas a los policías habían sido disparadas recientemente. Todas son de nueve milímetros, que sería del mismo calibre del proyectil que se encontró en el cuerpo de la víctima. Una de las pistolas observadas es una Jericho, como las que fueron entregadas recientemente a los efectivos de la fuerza.


El caso


Los habitantes de esa zona estaban organizando un festival de carreras cuadreras clandestinas. La Policía se enteró de ese plan y, a través de un audio viralizado, el comisario Sergio Bazán advirtió que no permitiría que se realizara la reunión por el aislamiento preventivo obligatorio. No era una certamen legal, sino un encuentro de lugareños que, según los especialistas, participan con equinos que no son los indicados para la competencia. “Lo mismo apuestan mucho dinero; y en especial ahora cuando varios están ‘dulces’ porque volvieron con plata del sur del país”, explicó M.E.L, uno de los asistentes al encuentro.


Bazán, ante la certeza de que se realizaría el festival, llamó al jefe de la comisaría de Monteagudo para que hiciera un operativo de control. El subcomisario Rubén Montenegro formó un equipo integrado por el oficial José Morales, los sargentos René Ardiles y Víctor Salinas; los cabos Claudio Zelaya y Miriam González; el agente Esteban Rojas González y el vigía ciudadano de la comuna, Sergio Santillán y partieron hacia Melcho, el paraje donde se realizarían las carreras.


Los efectivos concurrieron al lugar sin uniformes (mucho menos con identificación visible) y en autos particulares. Además no dejaron asentados en el libro de guardia los movimientos previos que realizaron. Tampoco está claro por qué no pidieron apoyo a sus superiores y utilizaron casi todos los recursos humanos en este operativo (nueve de los 13 efectivos que tiene destinado la comisaría de Monteagudo).


Juan Espinoza, hermano la víctima, dijo que al pasar por el lugar, los policías lo encerraron contra un potrero; y que, luego de caerse, comenzaron a agredirlo físicamente. Al ver lo que sucedía, su hermano Luis habría intentado defenderlo. “Mientras me golpeaban, sólo pude escuchar disparos de armas de fuego. Después observé que lo llevaban al monte, arrastrándolo. No pude hacer nada porque me tenían en el suelo, esposado”, señaló el sobreviviente.





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