08/07/2020

Tucumán

Día de la Independencia

¿Por qué le dicen "Casita de Tucumán" a la Casa Histórica?

Los turistas siempre se refieren a uno de los símbolos de la provincia de esa manera.



“La casita de Tucumán”. Son muchos los tucumanos que sienten una profunda molestia cuando los turistas, la televisión y ahora las redes sociales, utilizan ese título para referirse a la Casa Histórica, lugar donde se declaró la Independencia de Argentina hace 204 años y uno de los símbolo de la provincia.


Sin embargo, esta denominación tiene una razón de ser que proviene de las varias demoliciones y restauraciones que la casona, ubicada en calle Congreso al 100, sufrió a finales del Siglo XIX y principios del XX.


Gerardo Di Fazio Lorenzo, Coordinador de Culto, Dirección Gral. de Relaciones Exteriores y Culto de la Cámara de Diputados, escribió para Infobae un enriquecedor artículo donde explica un poco la historia de la casa más importante del país, como el abandono, los cambios y restauraciones que sufrió tras la declaración de la Independencia.


Luego de la firma del acta en 1816, la casona que pertenecía a Francisca Bazán de Laguna, en 1839 pasó a ser propiedad de María Vicenta del Carmen Zavalía de Zavalía (se casó con su tío), hija de Gertrudis Laguna Bazán y de Pedro Antonio de Zavalía. Estos la reparan de su estado ruinoso, demuelen todas las construcciones del segundo patio y construyen una nueva cocina.


En 1869 fue sancionada la ley autorizando al Poder Ejecutivo Nacional a adquirir la casa y hacerse cargo de su conservación y puesta en valor. Ese año, el fotógrafo Ángel Paganelli tomó fotografías del frente en estado ruinoso y del primer patio (con el salón de la jura). Esas imágenes servirán mucho tiempo más adelante para la recuperación de su frente histórico y patios.


La compra se haría efectiva en 1874, con un costo de 25.000 Pesos Fuertes. Se pensaba hacer un museo, pero se escrituró como oficina de Correos y Telégrafos. Para ello debía reformarse el edificio. Por eso entonces sólo se consideraba valioso al Salón de la Jura o Salón Histórico. El Ingeniero sueco Federico Stavelius diseñó un frente de estilo neo- renacentista, se demolió la fachada con sus columnas salomónicas y su puerta de ingreso fue remitida al Complejo Museográfico Provincial “Enrique Udaondo” (popularmente conocido como “el museo de Luján”); sólo es conservado el Salón de la Jura.


En 1902, otra vez todo el edificio amenazaba quedar en ruinas. El presidente Julio A. Roca, por medio de un decreto, ordena demoler la casa completa, dejando en pie sólo la sala de la Jura. En 1903 comenzó la demolición y en septiembre de 1904, presidido por el mismo Roca, fueron inauguradas las nuevas instalaciones.


Esta fue denominada “El Templete”, obra que fue considerada en esos momentos como una verdadera maravilla arquitectónica, de exquisito gusto y refinamiento europeo. Sin embargo, dentro de esta estructura imponente, con inmensos ventanales y vitraux, plagado de molduras, cornisas y pináculos, lleno de placas de bronces en sus muros, totalmente de estilo francés, en cuya explanada de ingreso había dos murales de bronce realizados por la genial escultora tucumana Lola Mora que recordaban el 25 de Mayo de 1810 y del 9 de Julio de 1816 y un balcón que rodeaba todo el edificio y servía como estrado para las autoridades, estaba el viejo “Salón de la Jura”, el cual al ser separado de su entorno natural parecía una simple casita, chiquita, de adobe, con una pequeña puerta central y dos ventanitas, con techos de tejas. Dentro de semejante e imponente alhajero estilo francés, no era ni más ni menos que una humilde y sencilla casita.



En 1941 la Casa de la Independencia fue declarada Monumento Nacional. Comenzó entonces a debatirse sobre la posibilidad de reconstruirla. Para ello se formó una Comisión integrada por el Dr. Ricardo Levene y el Arquitecto Mario J. Buschiazzo, de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, el Arquitecto Martín Noel, de la Academia Nacional de la Historia y el Arquitecto Alejandro Figueroa, Director Nacional de Arquitectura. Buschiazzo contaba con las fotografías de Paganelli y los planos y el relevamiento de la casa realizado en 1870 como documentación. Por lo tanto, se comenzó buscando los cimientos de la primitiva casa y se logró.


Hoy la casa recrea a aquella que llegó en ruinas a 1870, y es la que fotografió Paganelli. La obra fue realizada por Amilcar Zanetta López, con obreros y artesanos de la DNA con la dirección y supervisión de Buschiazzo. El 24 de Septiembre de 1943, el Presidente Pedro Pablo Ramírez inauguró las obras de reconstrucción total de la Casa y la transformó en museo.





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