22/06/2017

Tucumán

Las escuelas experimentales ya cuentan con un protocolo ante el consumo de drogas

El Consejo Superior aprobó el marco normativo elaborado por el Consejo de Escuelas Experimentales.

La última sesión del Consejo Superior aprobó el Expediente N° 25065/97 por el cual se puso en funcionamiento el “Protocolo de Intervención en el Consumo Problemático de Sustancias para las Escuelas Experimentales de la Universidad Nacional de Tucumán”. Se trata de un manual que detalla paso a paso lo que deben hacer docentes y autoridades de las 7 escuelas medias de la UNT ante distintos casos de sospechas o detección de consumo de drogas entre sus alumnos.

“Se trata de un trabajo a conciencia que comenzamos en 2014 y 2015 con cinco jornadas de reflexión sobre esta nueva problemática social que nos afecta a todos y por lo tanto también a nuestras instituciones. Ha sido un trabajo multidisciplinario que tiene en cuenta la psicología de los adolescentes, sus derechos y el marco legal actual y fundamentalmente respetando la propia cultura institucional de nuestras escuelas”, indicó el director del Consejo de Escuelas Experimentales, Juan Pablo Gómez.

Por su parte, la secretaria Académica Marta Juárez de Tuzza elogió el trabajo realizado por el CEE y los especialistas de cada escuela: “La idea es anticiparse a los peligros de estos nuevos desafíos que afectan a nuestras instituciones educativas. Trabajar desde la prevención y dar seguridad a los directivos y a los docentes para que sepan cómo actuar ante cada situación que pueda plantearse les”, apuntó.

La redacción del protocolo estuvo coordinada por el psicólogo Maximiliano Curi Laguzzi y a cargo de los directores de las escuelas junto a sus equipos psicológicos y pedagógicos. “Las situaciones vinculadas a consumos problemáticos de sustancias psicoactivas y adicciones, irrumpen en la escuela al igual que otro tipo de problemáticas que, sin gestarse en ella, debemos abordarlas desde la institución. Estas situaciones exceden lo estrictamente pedagógico y ponen en tensión los dispositivos con que la escuela desarrolla su tarea cotidiana y nos pone en el desafío de generar nuevas respuestas frente a nuevas situaciones”, consideró Curi Laguzzi.

“En nuestras escuelas educamos a más de 4.500 estudiantes con realidades disímiles, que están en una etapa de formación y desarrollo, expuestos a las ofertas del mercado, en una sociedad que multiplica los objetos de consumo y entre ellos aparecen el alcohol, el tabaco y las sustancias psicoactivas. El desafío es adaptarnos a estos desafíos y adelantarnos para contener a los chicos y también prevenir con la concientización dentro de la misma escuela. El objetivo es poner énfasis en los sujetos y no en las sustancias”, enfatizó el especialista.

 

Paso a paso

El protocolo es una guía que tiene como objetivos proteger al niño o adolescente ante cualquier situación que genere riesgo a la integridad física, psíquica, social y moral; acompañar, proteger y ayudar a los adultos que pertenecen a la entidad educativa a desarrollar acciones que no pongan en riesgo su integridad física, moral y laboral; y proteger a la escuela ejecutando procedimientos que no deterioren la identidad, el respeto y la representación que tienen los estudiantes, padres , docentes y sociedad en general, acerca de normas y valores inherentes al establecimiento educativo, sin perder de vista su acción formadora.

El protocolo tipifica seis situaciones que pueden suscitarse en la escuela respecto del uso de sustancias: 1) Rumor sobre posible consumo de sustancias en la escuela; 2) Aparente intoxicación; 3) Consumo problemático; 4) Tenencia fehaciente de sustancias presuntamente tóxicas; 5) Presunta venta de sustancias tóxicas; y 6) Presencia en la institución de ex alumnos y/o cualquier otra persona que presuntamente se encuentre en estado de intoxicación.

Para cada una de estas situaciones posibles el protocolo plantea una serie de actuaciones puntuales a fin de preservar la persona tanto de los menores en riesgo como de los adultos que intervienen. También cuenta con una serie de notas útiles sobre lo que no hay que hacer para evitar inconvenientes legales tanto para los docentes como para el cuerpo directivo de la institución.

“Esperamos que esta herramienta nos ayude a afrontar de un modo coordinado y colectivo esta problemática que atraviesa a toda la sociedad”, finalizó Gómez.

 


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