El continente blanco se caracteriza por ser uno de los más inhóspitos y fríos del planeta. Con temperaturas heladas y condiciones climáticas extremas normalmente es considerado hostil para la vida humana. Además de su lejanía y la falta de recursos esenciales en la zona. Sin embargo, la presencia de la Argentina en la Antártida es una de las más pioneras y prolongadas. Comenzó a habitarla en 1904 con la fundación de la Base Observatorio Orcadas del Sur. Desde entonces viene creciendo pero estos recientes avances significan un salto enorme.
La revolución de la energía limpia llega a la Antártida
De hecho, el 22 de febrero de este año se cumplieron 121 años de presencia ininterrumpida en la Antártida, marcando el inicio en el continente con el izamiento de la primera bandera en la Isla Laurie en 1904. Además, somos el país con más bases científicas en funcionamiento dentro de este continente, tanto permanentes como temporales.
Este particular territorio se rige a partir del llamado Tratado Antártico, firmado en 1959, que establece que la Antártida debe usarse exclusivamente para fines pacíficos, prohibiendo actividades militares y permitiendo la libre investigación científica. Este rincón remoto representa una reserva enorme de recursos naturales que no pueden ser explotados pero sí estudiados.
Recientes avances en la infraestructura de las bases están revolucionando el trabajo de los científicos argentinos en el continente. Este tipo de mejoras resultan centrales para el desarrollo de la vida en las bases, en un ambiente donde las condiciones naturales extremas representan importantes limitaciones. Se trata de la llegada de energía limpia que promete mejorar enormemente las condiciones para la investigaciones.
Un gran paso hacia a la soberanía
Orgullo nacional
Desde 1904 Argentina permanece en este continente superando múltiples dificultades y es un orgullo nacional. Sin dudas, los obstáculos para llevar adelante los proyectos en un ambiente tan inhóspito y en condiciones climáticas extremas fueron enormes. Sin embargo los hitos argentinos alcanzados las superan. Argentina una vez más demuestra que a pesar de sus limitaciones cuenta con un potencial enorme.
Con esto Argentina ya no dependerá del abastecimiento externo ni del arribo constante de combustible. Este cambio promete revolucionar el continente, ya que estos paneles solares lograran reducir uso de gasoil y como consecuencia, la contaminación ambiental. También significará un ahorro enorme en la logística, ya que se eliminan los gastos de traslados costosos de combustible.
Se logra una mayor autonomía energética, ya que no hay que depender de recursos externos. A esto se suman baterías para almacenar energía para días nublados o sin sol y se logra lo mejor: el abastecimiento de sistemas científicos y calefacción con energía 100% renovable. Esperemos que el territorio argentino siga su ejemplo.