Los avances tecnológicos marcaron un nuevo paradigma en las ciencias y en las formas de abordarlas. Es que hoy en día es posible lograr nuevos descubrimientos o crear cosas que nunca imaginamos que podrían concretarse en algún momento de nuestra existencia. Es el caso de un fenómeno que sorprende al ámbito de la astronomía y que representa un triunfo científico: oscurecer el día. ¿Cómo es esto posible? Ahora te lo explicamos.
Se trata de un fenómeno que parece haber salido de una película apocalíptica. Asimismo, marca un antes y un después en lo que respecta a la astronomía y en la manera de estudiar los cuerpos celestes, como el Sol. Es que nunca imaginamos que los humanos podríamos lograr manejar este tipo de fenómenos naturales a nuestra voluntad, no obstante, los avances científicos lo hicieron posible.
Además de ser un hito en la ciencia y algo absolutamente fantástico, sirve también para resolver un enigma de años, lo que remarca la importancia de este hecho para la comunidad científica. En este artículo, te contaremos todos los detalles de este impresionante fenómeno y los aportes que hará al estudio de la astronomía. Presta atención porque es algo que te dejará con la boca abierta.
Un fenómeno natural digno de estudio
Durante siglos y siglos, los eclipses fueron fenómenos naturales dignos de asombro científico y colectivo. Es por eso que se dedicó muchos años a su estudio y análisis, generando miles de ensayos y libros dedicados a este evento cósmico. Pero ahora, la humanidad fue mucho más allá y logró replicarlo a voluntad, en pleno vacío y en el espacio, lo que marca un hito impresionante en la ciencia moderna.
Este es un trabajo logrado por la Agencia Espacia Europea (ESA), quien ha logrado crear un eclipse solar artificial, es decir, ha oscurecido el Sol a voluntad. ¿Cómo lo hizo? Gracias a la misión Proba-3, que consiste en dos satélites que vuelan en sincronización perfecta a una distancia específica de 150 metros y que logran alinearse para tapar la luz solar. De acuerdo a las declaraciones de la institución astronómica, esto es “un triunfo tanto estético como científico”.
Cada uno de los satélites de esta misión tienen una función: uno es el denominado Ocultador, que bloquea la luz intensa del cuerpo celeste, mientras que el otro, llamado Coronógrafo, capta los contornos ardientes de la corona. Esto permite tener las primeras imágenes de la corona solar sin la interferencia del resplandor característico del astro, lo que antes resultaba imposible.
La capacidad de esta tecnología
Anteriormente, los científicos tenían que esperar un eclipse para poder tomar fotografías de la corona, lo que se convertía en algo bastante molesto. Pero gracias al avance de la tecnología de la ESA, ya no hace falta ninguna espera. Es por eso que la comunidad científica lo califica como un salto colosal en lo que respecta a la ciencia solar. Además, lo mejor de todo es que la capacidad aumentó y ahora es posible repetir el fenómeno cada 19,6 horas.
Todo esto pudo ser posible gracias al esfuerzo en conjunto de diversas instituciones tecnológicas y astronómicas en el marco del Programa General de Tecnología de Apoyo de la ESA. Ante el éxito de la misión Proba-3, Europa logró convertirse en una pionera de una nueva técnica de observación solar, además de confirmar su posición como líder en misiones coordinadas de alta precisión orbital. Es que la misión Proba-3 marcó una nueva etapa tecnológica.
¿Qué aportes hace este avance a la astronomía?
Observar la corona del Sol es algo muy importante para comprender fenómenos como el viento solar y las eyecciones de masa coronal. Resulta que estos factores suelen afectar de manera directa a nuestro planeta, ya que generan interferencias en las comunicaciones, redes eléctricas y sistemas de navegación. Esto mismo es lo que pasó en mayo de 2024, cuando múltiples países quedaron incomunicados por unos minutos por una tormenta solar.
Oscurecer el día es algo asombroso y que marca un cambio de paradigma en las ciencias astronómicas. Aunque también puede tomarse como un hecho que advierte sobre el poder de la tecnología, que de a poco comienza a tener avances impensados, como el hecho de replicar un fenómeno natural cósmico tan raro, breve y difícil de predecir.