No hay ningún tipo de duda que internet es un descubrimiento que cambió al mundo para siempre. Es por eso que la década del 2000 será recordada para siempre como la base de una estructura tecnológica que dio paso a todo lo que conocemos hoy. Pero, como todos sabemos, nada es para siempre, lo que queda en evidencia con esta inesperada noticia sobre el futuro de la conectividad.
El avance tecnológico durante esa primera década se dio de forma bastante pausada, por etapas. Es por eso que recién al final de esta época se tuvo una versión preliminar de lo que hoy conocemos como internet. Asimismo, comenzó a formarse un ecosistema de computacional que, a partir de ese momento, no frenó nunca más, para convertirse en lo que conocemos hoy, con los Streamings, comercio electrónico, conexión 4G, incluso la IA.
Teniendo en cuenta todo esto, debemos plantearnos una pregunta como objeto de debate: ¿Todo avance es positivo? Como primera respuesta, podría decir que depende del avance y el área que se beneficie de esto. La razón por la que hacemos este profundo cuestionamiento es que en este último tiempo, salió a la luz una teoría que enciende las alarmas, llamada “La teoría de la internet muerta”.
El alarmante retroceso de internet
El avance tecnológico y el desarrollo de nuevos dispositivos ha ido acaparando de a poco la vida de las personas. Hoy en día, resulta imposible pensar a alguien sin un dispositivo pegado a su mano o imaginar nuestra propia vida sin que la atraviesa algún tipo de tecnología. Es más, incluso se vio cómo todo esto llegó a influir en las decisiones de la gente, algo que ya resulta alarmante.
También se vio cómo actores del ámbito tecnológico parecen haber tenido un retroceso frente a la cultura. Es el caso de Tik Tok o Facebook (actualmente Meta), que pasaron de ser empresas millonarias y reconocidas, a tratar de sobrevivir frente a la falta de contenido real, humano por el avance de la IA. Actualmente, las redes parecen ser un lugar estancado y vacío, por el avance del contenido automatizado que ofrece la inteligencia artificial.
De aquí sale “La teoría de la internet muerta”, que plantea que gran parte de la web consiste en sistemas automáticos interactuando entre sí. Los expertos señalan que esto es algo que comenzó en 2024, cuando la automatización comenzó su dominio en el mundo digital. Además, este fenómeno es potencia, aunque suene paradójico, a la misma expansión de la web, que al hacerse tan grande, generó fracturas que terminan haciéndola más débil.
Factores que marcaron el quiebre
Durante todos estos años, la web se instauró como el pilar que sostenía prácticamente todo. Es que logró avances que durante los primeros momentos resultaban impensados, como acortar las distancias y ofrecer conexión instantánea. No obstante, estos también fueron algunos factores que comenzaron a marcar su declive y poner en jaque su permanencia en un futuro no tan lejano.
Expertos señalan que estos avances llevaron al surgimiento de promesas excesivas sobre la tecnología, como que el Bitcoin podría causar una revolución en las finanzas, o que los NTF (activos digitales) representarían un gran cambio en la relación con la propiedad, entre otras teorías. Y si bien algunas de ellos tomaron gran importancia en nuestra vida, el vínculo se convirtió en algo tenso y agotador.
Una luz en un futuro lleno de incertidumbre
Todo esto nos deja la sensación que internet no volverá a ser como antes, y que nuestro vínculo con la web será otro, más ligado a la influencia y a captar la atención. Esto es algo que saben los grandes magnates tecnológicos como Elon Musk, quien marcó el cambio de paradigma al apoyar la campaña de Donald Trump, usando espacios de ocio como X, empresa que adquirió con este objetivo.
No obstante, existe una luz en un futuro lleno de incertidumbre, aunque tiene que ver con cuestiones más discretas y menos polarizadas. Hablamos de la existencia de proyectos de desarrollo de tecnologías sostenibles o soluciones sanitarias innovadoras, que pueden ser de gran utilidad para enfrentar desafíos globales reales y preocupantes, como la desiguales en la salud o el cambio climático.