La Tierra esconde enigmas que la humanidad todavía no puede resolver. Asimismo, se genera un halo de misterio atrapante alrededor de nuestro planeta. Existe un caso que mantiene en vilo a la comunidad científica internacional: la señal de radio proveniente desde las profundidades de la Antártida. Esto se convirtió en un evento que hasta el momento nadie entiende ni puede explicar.
Este es uno de los tantos casos que llamó la atención de los científicos, aunque también hay antecedentes similares que causaron gran conmoción en el ámbito investigativo. Un ejemplo que tomó gran notoriedad durante los últimos años fue el de una extraña señal de televisión que llegaba desde el cielo, lo que puso nuevamente sobre la mesa la posibilidad de que no estemos solos en el universo.
Pero aquí, la explicación era mucho más terrenal de lo que creíamos: ondas que rebotaban en los aviones que transitaban por la zona. Y ahora, la misión de los científicos es resolver el enigma de esta señal de radio que proviene desde las profundidades del hielo de la Antártida, que, hasta el momento, no tiene una explicación racional ni científica que permita despejar dudas al respecto.
Un hallazgo sorprendente
Este enigma data de hace 20 años, cuando un globo científico de gran altitud que sobrevolaba la Antártida pudo detectar señales de radio provenientes desde la Tierra. Este vehículo contenía instrumentos diseñados específicamente para captar ecos lejanos del universo. No obstante, nunca imaginaron que esos sonidos no provendrían desde el cielo, sino desde las profundidades del hielo.
Este hallazgo sorprendente se dio en el marco del experimento ANITA, que lleva adelante un grupo internacional de físicos que buscaban detectar neutrinos, que son partículas sin carga y casi sin masa, que cruzan constantemente nuestros cuerpos sin que nos demos cuenta. Y si bien el objetivo de esta investigación era bastante interesante, los resultados lo fueron aún más.
El globo científico, mientras transitaba por la zona designada, descubrió señales inexplicables en dos oportunidades: una en 2006 y otra en el 2014. Estos ecos provenían desde ángulos muy inclinados desde abajo de la superficie y no mostraba signos de reflejo, algo verdaderamente llamativo. Según los expertos, esto era que la física consideraba imposible, por lo que decidieron poner toda su atención en dicho hallazgo.
Contra toda leyes de la física
Los especialistas explicaron que para que una partícula pueda emitir este tipo de señales, debe haber atravesado miles de kilómetros de roca sólida, algo que ni siquiera los neutrinos pueden lograr. Pese a esto, los datos estaba ahí, frente a sus ojos, lo que dejó a los investigadores con grandes dudas, ya que sabían que lo que sus instrumentos captaron era real, pero totalmente inexplicable.
En un principio, se pensaba que podría tratarse de neutrinos tau, una variante que puede generar leptones tau al atravesar el hielo antártico, desencadenando las “lluvias de aire”. Esta teoría quedó descartada, debido a que los ángulos, las frecuencias y las intensidades no coincidían. Además, ANITA estaba especialmente diseñada para detectar este tipo de señales, por lo que tenían ejemplos de cómo comparar estos hallazgos.
Teorías sorprendentes
Hasta el momento, no hay explicación específica para las señales que provienen desde lo más profundo de la Antártida. Los investigadores pusieron sobre la mesa varias hipótesis que podrían llegar a explicar dicho fenómeno. Una de las más fascinantes (y también de las más desconcertantes), es la que dice que los ecos podrían estar vinculados con la materia oscura u otras partículas que no figuran en la teoría actual.
Otras apuntan a posibles efectos desconocidos de propagación de ondas de radio provocados por condiciones atmosféricas, electromagnéticas o topográficas. Por ahora, ninguna de ellas pudo resolver el enigma y el hielo sigue guardando un secreto que conmociona a toda la comunidad científica. Esto da cuenta de lo fascinante y extraña que puede ser la ciencia y la naturaleza a veces.